LA PROMOCIÓN DE LA CULTURA PASTORIL: MUSEOS,
FERIAS, FIESTAS Y ENCUENTROS- 2
Tal y como ocurre en el Museo Etnográfico
Provincial de León (El pastoreo, función la Trashumancia y la Trasterminancia),
Museo Etnográfico de La Tercia y Arbas de Villamanín, León (Formas de vida: la
Trashumancia), el Museo Etnográfico de la Lechería en Morcín, Asturias
(Costumbres agropecuarias), el Museo Vortell de Malpartida de Cáceres sito en
un lavadero de lanas del siglo XVIII o el Centro Etnográfico Pérez Enciso en
Plasencia (Etnografía cacereña)
Con independencia del tratamiento
museográfico del fenómeno de la trashumancia, hay que reseñar que otro factor
clave para la difusión del mismo como aliciente turístico es el de la
celebración de fiestas, ferias y encuentros monográficos. Algunos tienen antecedentes
históricos con valor de tradición, muy vinculados a ferias comerciales antiguas
(Porto, Teruel, Navarra, Mallorca, Guipúzcoa o Huesca), en las que en la
actualidad sigue primando el valor de los intercambios comerciales habidos en
las mismas, junto a muestras de ganado, venta de productos locales y
demostraciones de habilidad ganadera: pastores, perros ganaderos, artesanías
pastoriles,…
Otras
se inician en
los años ochenta
y noventa del
anterior siglo, como
resultado de la actuación de personajes singulares que, procedentes del
mundo ganadero y de la cultura trashumante,
propician el desarrollo de fiestas de la trashumancia: éste es el caso de la de Somiedo, que reivindica la tradición
de los trashumantes vaqueros de alzada con jornadas,
celebraciones festivas, muestras
de ganado, etc.,
las oscenses jornadas de pastoralismo centradas en el mundo
pirenáico y del somontano, la turolense «Vive la trashumancia» de la mano de grupos
gremiales como el Ligallo de Pastores en asociación con
ayuntamientos de fuerte
tradición ganadera, o como internacionales.
Como resultado de una generalizada puesta en
valor del fenómeno trashumante, que se empieza a perfilar desde finales de los
noventa, empiezan a aparecer desde el tránsito del milenio una treintena de
manifestaciones que reivindican la trashumancia como fenómeno vivo, con sus
correspondientes implicaciones económicas, territoriales, culturales y
antropológicas, puestas de manifiesto en encuentros ferias, fiestas, jornadas,
congresos, etc., tanto de carácter nacional como internacional.
Un conjunto de actuaciones debidas a grupos
locales de interés, grupos culturales o universitarios, grupos gremiales y
acciones de corporaciones municipales, han cristalizado en eventos que empiezan
a sumar sucesivas ediciones en las que el número de asistentes crece de forma
notable y continuada.
Ejemplos paradigmáticos al uso, pueden
considerarse los encuentros internacionales de pastores trashumantes que como
el de Guadalaviar sumará ya en 2007 siete ediciones, con una extraordinaria
calidad de las actividades llevadas a cabo, con la invitación a delegaciones de
pastores trashumantes del pueblo Sami (Finlandia), indios Crow norteamericanos,
ganaderos nómadas africanos de Kenia o Tanzania, vaqueros de los Alpes, pastores
trashumantes de Mongolia, etc., junto a otras actividades culturales (Conferencias,
demostraciones de habilidad pastoril, cultura y artesanía pastoril) o
académicas (Jornadas monográficas, publicación de monografías, reuniones de
grupos de investigación, etc.), todo ello en el marco de celebraciones locales
veraniegas, con una gran afluencia de público venido de diferentes procedencias
y contando con una estimable repercusión mediática en periódicos, televisiones
y emisoras de radio.
La multitudinaria fiesta de Brieva, que suma
ya el mismo número de ediciones, es otro de los ejemplos más destacados al
respecto, congregando a cientos de personas que reciben un rebaño trashumante
llegado de lejanos invernaderos del mediodía español, en un ambiente festivo
(Artesanía popular, degustación de platos pastoriles, demostraciones de
esquileo, folclor pastoril…) y de reivindicación cultural de la trashumancia
(Conferencias, muestras artísticas, visitas de trashumantes de otras regiones,
etc.). Administración local y regional son las responsables del apoyo a dicha
manifestación, en tanto que grupos gremiales, ciudadanos, universitarios,
culturales y conservacionistas avalan el evento, uno de los más concurridos de
toda la muestra de celebraciones referidas a la trashumancia en España.
Otras manifestaciones en reivindicación de la
trashumancia tradicional han ido apareciendo en diferentes áreas del país en
los dos primeros lustros del presente siglo, como las Jornadas sobre
Trashumancia, Cañadas y Desarrollo Rural de Logroño auspiciadas por Caja Rioja
y la Conferencia Internacional sobre Cañadas y Vías Verdes organizada por la Junta
de Extremadura, que ya un decenio antes había impulsado una primera monográfica
sobre el mundo de la trashumancia en dicha región. No sólo se reivindica la
función de la trashumancia en los territorios peninsulares ibéricos, si no que
otros agentes sociales de los ámbitos insulares españoles impulsan la
celebración de ferias de la trashumancia y fiestas de los Pastores y de la Lana
en la isla del Hierro, reivindicando la figura del pastor trashumante y del
nomadeo ganadero en Canarias, del mismo modo que en ferias localizadas en las
Baleares como las de Sineu, Llucmajor o Vilafranca de Bonany, se pone de
relieve el tradicional papel de la ganadería en dicho archipiélago, con el
recuerdo de los tradicionales desplazamientos en altura a la Sierra de la
Tramontana o al Plá oriental de la isla de Mallorca.
Otras convocatorias más recientes, que han
tenido lugar de 2003 a
2006 están contando con una notable repercusión y asistencia de público, tal es
el caso de la riojana Fiesta de la Trashumancia celebrada en la no menos
celebérrima Venta de Piqueras, dentro del Parque Natural de la Sierra de
Cebollera, que ha recibido más de tres mil visitantes en su última edición, y
la Ruta Madrileña de la Trashumancia «Trashumad», impulsada por la Comunidad de
Madrid, en la que a lo largo de cuatro días del mes de julio se realiza un
recorrido a pie, en el que se acompaña un rebaño ovino desde Colmenar a
Buitrago atravesando diferentes cañadas madrileñas; además, en paralelo al
desarrollo de la ruta se realizan varias fiestas trashumantes en distintas
localidades con demostraciones de perros de pastoreo, esquileo, cardado de
lana, fabricación de quesos, cocina pastoril, música popular castellana y
artesanía tradicional, convocando a un numeroso público proveniente de
distintas localidades de la madrileña sierra de Guadarrama, que en esas fechas
albergan a una nutrida colonia de veraneantes, atrayendo igualmente a un
público proveniente de otras procedencias.
En estos últimos años cabe destacar también
la celebración de fiestas vinculadas a la trashumancia de ganados en otras
localidades de menor población pero con una larga tradición trashumante, como
la Fiesta de los Esquiladores en Teruel, la Fiesta de la Trashumancia en la
segoviana localidad de Escarabajosa de las Cabezas, o la homónima de la valenciana
Cheste, en la que se atraviesa su antigua vereda y se ofrecen demostraciones
pastoriles populares, la de Aldeacipreste en la provincia de Salamanca
con importante participación de jinetes promocionado el caballo como
vehiculo de transporte por la Cañada Real Soriana Occidental, que atraviesa el
termino municipal.
Un primer balance de todo lo expuesto en este
capítulo permite avanzar varias afirmaciones al respecto: la trashumancia, aún
atravesando una evolución recesiva en buena parte del país, sigue estando viva
como fenómeno funcional y productivo pese a los distintos obstáculos
estructurales que la afectan; además, se observa con nitidez que sigue estando muy
presente tanto en la memoria social y espacial de los naturales de las zonas en
las que se ha producido y se sigue manteniendo, destacando a su vez la
disposición de numerosos grupos de interés (Universitarios, gremiales,
culturales, excursionistas, etc.), que muestran una preocupación creciente por
el mantenimiento de su memoria y por su mejor difusión en las áreas en las que
aún pervive.
Lo que en decenios anteriores se valoró como
un desinterés social generalizado por esta práctica ganadera, se ha focalizado
ahora como un verdadero aliciente para el mejor conocimiento de los territorios
afectados por el modelo productivo y social trashumante. La demanda local de
sus valores y costumbres ancestrales ha llevado a distintos ayuntamientos a
reclamar sus viejas tradiciones, muchas veces de la mano de grupos locales de
interés integrados por personas con vínculos propios o parentales con la trashumancia,
tal es el caso de la burgalesa Neila, reclamando un mayor interés social por
dicho fenómeno. E incluso se advierte un cierto interés político por parte de
algunas agrupaciones regionalistas, puesto de relieve a la hora de reclamar una
mayor atención al respecto en sus áreas de implantación.
De ahí procede la génesis de diferentes
museos, ferias o fiestas, en las que se produce una acción mancomunada de
grupos locales y ayuntamientos o comunidades autónomas, siendo éstas dos
instituciones las encargadas de la captación de los fondos necesarios para su
materialización, a las que suele añadirse el correspondiente apoyo público de
otras administraciones ya provinciales o estatales.
Fotos Santiago Bayon Vera