LA TRASHUMANCIA COMO ATRACTIVO TURÍSTICO
La evolución de la actividad trashumante en
la Península Ibérica ha ido transformándose a lo largo del tiempo en función de
distintas coyunturas económicas, políticas y territoriales. En la actualidad la
trashumancia adquiere valores periclitantes en muchas áreas del país es las que
su peso económico tuvo carta de naturaleza hasta hace muy pocos decenios,
dándose un fenómeno de involución en su importancia por causa del precio de los
pastos, la competencia de las fibras artificiales o la competencia de otros
países hiperespecializados en la producción ganadera. Además, incide
negativamente la falta de regeneración generacional en el sector, la escasa
atención de las administraciones sectoriales, el precio del transporte de las
cabañas ganaderas, el deficiente estado de la red de vías pecuarias, y por qué
no decirlo también, la dureza de una actividad laboral que hoy atrae sólo a
personas vinculadas parentalmente o que desarrollan una gran vocación por dicha
actividad pecuaria, que obliga —entre otras cosas— a permanecer fuera del
domicilio habitual largas temporadas a lo largo del año.
Sin embargo, la trashumancia sigue viva en
diferentes regiones de España con distintos formatos: trashumancia de largo
radio de acción, trashumancia vertical en los períodos estivales,
trasterminancia o movimientos locales de ganado, tanto con ganado ovino y
vacuno, como con ganado caprino en menor proporción. El ovino para canal de
carne y el vacuno de ciertas razas autóctonas más resistentes como la avileña
negra, conforman una parte sustancial de las cabañas ganaderas que practican
todavía la trashumancia, en tanto que en ámbitos como el balear o el canario es
posible encontrar aún distintos movimientos estacionales con rebaños caprinos de
dimensión limitada.
Teniendo como referencia estudios recientes
al respecto, la actividad trashumante sigue practicándose con mayor o menor
intensidad y con diferentes tipos de formato en sierras del macizo
galáico-portugués, Sanabria, Picos de Europa, Cantábrica castellana, Sistema
Ibérico, Pirineos, Castilla y León, Sistema Central, Extremadura, Castilla-La
Mancha o Andalucía, con otros movimientos de menor entidad hacia la costa
catalano-levantina, en Mallorca y algunas islas del archipiélago canario.
En otras áreas en las que tradicionalmente la
trashumancia constituía una verdadera monografía económica, ha ido
desapareciendo paulatinamente como actividad productiva relevante, dejando un
reguero de cabañas antaño trashumantes que han pasado a la situación de
estantes, o bien, se han transformado en otro tipo de empresas pecuarias como
los cebaderos o sociedades que practican la ganadería intensiva estabulada,
hecho que ha restado una parte significativa de las anteriores cabañas
dedicadas a la ganadería trashumante en su dimensión tradicional.
En la medida en la que la trashumancia pasa
de tener un papel destacado a desempeñar
un protagonismo meramente testimonial o de bajo perfil en el medio
rural, según que comarca o región se trate, se observa hasta fechas muy
recientes un escaso interés real por esta actividad pecuaria por parte de las
autoridades sectoriales, hasta un punto de inflexión, en el cual se viene a
producir una reivindicación de dicha fórmula de tradicional ganadería en medios
del sector, en entidades académicas y culturales de carácter local e incluso de
alcance nacional, que de algún modo ha supuesto un verdadero revulsivo para el
anodino proceder de la administración en este campo. A modo de ilustración y
como ejemplo, cabe reseñar que la primera ley de vías pecuarias aparece en
1995, no siendo hasta el horizonte del cambio de siglo cuando aparezcan las
primeras leyes autonómicas al respecto.
La actividad de algunos nuevos líderes del
sector ganadero trashumante, de entidades empresariales vinculadas al mundo de
la trashumancia, de colectivos de profesores universitarios de distintas
disciplinas, de entidades conservacionistas y grupos excursionistas, está
suponiendo en la práctica un posicionamiento social favorable al mantenimiento de
este tipo de tradicional práctica pecuaria, no sólo por la entidad de su mero
peso económico, si no también por su carga histórica, cultural y por su
contribución al mantenimiento de modelos socioeconómicos sostenibles para el
medio rural español.
Por otra parte, la difusión del fenómeno
trashumante a partir de museos monográficos, ferias ganaderas, fiestas de la
trashumancia, publicación de monografías, congresos y seminarios especializados
sobre geografía, historia, etnología o economía de la trashumancia, además de
su valoración desde una perspectiva ambiental, socio-cultural y educativa, está
generando un creciente interés social por la pervivencia de este legendario
tipo de ganadería, que en el caso español se remonta a los albores del
neolitismo y de las primeras sociedades humanas organizadas en la Península
Ibérica.
Como consecuencia de la asunción de los
valores enunciados en el párrafo precedente, ha comenzado a generarse desde
hace unos pocos años un interés creciente por el acercamiento al fenómeno
descrito. Los primeros colectivos interesados han sido el educativo en sus
distintos niveles (Especialmente universidad y formación básica-secundaria),
colectivos autonómicos interesados en el campo de la cultura popular y
colectivos de grupos excursionistas (Senderismo, cicloturismo y sociedades de
montaña).
La
docencia e investigación
universitaria desde el
punto de vista
de un fenómeno vivo,
en tránsito hacia
su desaparición, o
como un hecho
pretérito, están marcando la
actuación de diferentes
profesionales de la
universidad española que
desde varios enfoques
y disciplinas abordan
un tema caracterizado
por su complejidad
y múltiples
facetas, procediendo a la difusión del
fenómeno en los apartados curriculares de los programas de determinadas
asignaturas, así como por intermedio de la configuración de los primeros grupos multidisciplinares estables de
investigación que congregan a profesores de diversas universidades, siendo resultado de
su trabajo la aparición de monografías y libros de actas que recogen los trabajos
presentados a congresos o seminarios especializados, contribuyendo también a su
difusión en medios generales de comunicación y en otros foros especializados.
El interés del fenómeno cara al planteamiento
de proyectos y currículos formativos o didácticos, especialmente en la
enseñanza básica y secundaria, queda de manifiesto con la aparición de fichas y
experiencias didácticas aplicadas a los distintos niveles de la educación
escolar, ya de carácter elemental como con contenidos más avanzados, en los que
se verifica la visita física a enclaves donde se practica o se ha practicado la
trashumancia, entrevistas con pastores, acceso a infraestructuras ganaderas,
recorridos por vías pecuarias, etc.
Otro de los grandes pilares que sustentan la
eclosión del interés social por la trashumancia en España, deriva del atractivo
cultural de dicha actividad para aquellos colectivos cada vez más extendidos
que practican el excursionismo en sus distintas modalidades, en los que la
identificación de una herencia histórica, la visualización y participación en
un fenómeno vivo y palpitante, como el de la trashumancia, suponen un atractivo
añadido cuando no prioritario en sus desplazamientos lúdicos.
Buena parte de los parámetros reseñados
suponen el origen de una corriente turística que se ha empezado a pergeñar a
partir de la trashumancia ganadera, no sólo en España, si no también en otros
países en los se practica tal modalidad pecuaria, en los que las ferias, fiestas
o festivales de la trashumancia suponen un destacado vehículo de promoción y
difusión comunitaria, tanto para grupos específicos preocupados por el tema
(Especialistas, investigadores, docentes, medios de comunicación, grupos
culturales y excursionistas…), como para segmentos más difusos de la población
con interés potencial por el fenómeno expuesto
La configuración de un conjunto de
actividades vinculadas, de redes sociales y de un sistema de difusión social de
la trashumancia empieza a advertirse ya en lo que puede catalogarse como un
proceso con incipiente generación, en el que destacan varios agentes implicados
como autoridades sectoriales a nivel nacional, autonómico y local, universidades
y demás instituciones educativas o académicas, iniciativa privada por parte de
agrupaciones empresariales ganaderas o del gremio del turismo rural, así como
otras entidades dedicadas a la promoción rural, grupos culturales y agentes del
mundo del ocio y de las actividades lúdicas.
Fotos: Santiago Bayon Vera
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