TRASHUMANCIA Y TURISMO
CULTURAL EDUCATIVO
El creciente desarrollo de las
prácticas culturales desde la matriz del turismo natural (excursionismo,
cicloturismo y rutas ecuestres), en las que el visitante forma parte activa y
directa de la conformación de la propia visita, es otro de los grandes factores
de atracción turística que la trashumancia ofrece, en este caso por intermedio
de los recorridos por las vías pecuarias y sus infraestructuras conexas como
majadas, descansaderos, contaderos, abrevaderos, balsas, pasaderas, corrales,
ranchos de esquileo, roperías, chozos, etc.
Puede encontrarse ya en internet y en
otros medios de difusión escrita la oferta de distintas opciones de
participación en flujos trashumantes, siendo ésta una de las facetas más innovadoras
al respecto, es decir, la posibilidad real de acompañar a rebaños en sus
movimientos estaciónales. Detrás de dicha oferta se encuentran algunos pequeños
empresarios del sector de la hostelería rural, vinculados a su vez al mundo de
la trashumancia, en los que subyace el interés por ofertar nuevas opciones de
turismo cultural, en las que el turista sea objeto directo de la propia
actividad, ayudando en labores auxiliares del quehacer pecuario.
La función participativa es tanto más
evidente en el turismo cultural que utiliza recursos de la práctica trashumante
como elementos determinante de la visita grupal. La enseñanzas básicas y medias
suponen una verdadera cantera en la generación de flujos de visita a
infraestructuras trashumantes preparadas a tal vez efecto, así como a museos
monográficos o a espacios naturales protegidos, en los que la trashumancia está
íntimamente ligada a dichos espacios. En este sentido, los museos monográficos,
de interpretación de la naturaleza y etnográficos en general, tienen secciones
dedicadas a la trashumancia y cuentan ya con programas educativos concertados a
distintos niveles, yendo del básico al universitario, pasando por
presentaciones multimedia de carácter interactivo en las que el visitante puede
familiarizarse con mayor detalle con la trashumancia: videos, archivos sonoros,
colecciones de objetos ganaderos preparados para el manejo del visitante,
cartografía temática, etc.
Varios de dichos museos ofrecen la
posibilidad de visitar otras infraestructuras trashumantes localizadas en el
enclave en el que se sitúan, como los Museos de Guadalaviar, Oncala, Lumbreras,
Vaqueiro, Rancho de Esquileo o Centro Fotográfico de la Trashumancia Pirenaica,
con los que mediante contacto previo es posible realizar visitas guiadas a sectores
de los agostaderos de montaña, majadas, chozos, parideras o corrales de ganado,
algunos de los cuales han sido rehabilitados ex profeso para su visita como por
ejemplo los «torrucos» de Guadalaviar (Variedad de chozo pastoril), brañas en
Tineo o Somiedo, majadas madrileñas o ranchos de esquileos segovianos.
Llama la atención que buena parte de la
difusión espacial de dichos centros y ofertas de visita se sitúe en el sector
septentrional de España, y que en contraste, en contadas ocasiones se localicen
en emplazamiento situados en al mitad meridional del país, pese a existir
noticias que indican la futura aparición de algunos nuevos centros monográficos
en dicha área.
Castilla y León, Rioja y el sector pirenaico
incluido el área vasco-navarra, concentran una parte significativa de los
actuales museos monográficos o especializados en la trashumancia, con un número
superior a la decena de unidades. La disponibilidad de instalaciones ganaderas
e infraestructuras trashumantes asociadas a dichos museos, les dota de un
especial dinamismo ya que permite a los museos la implementación de programas de
visita vinculadas con grupos excursionistas, universidades o grupos de interés
cultural, en los que además tiene un peso determinante la posibilidad de
alojamiento tanto en hospedaje convencional preexistente como en casas rurales
a demanda, activando así un nivel complementario de renta económica para
pequeños empresarios hosteleros locales, que en los últimos tiempos están
teniendo un especial interés y protagonismo en realzar las virtualidades
paisajísticas, patrimoniales o históricas de los espacios en los que están enclavados,
generando guías de mano, páginas web e incluso denominaciones cualitativas, en
las que se da una atención preferente a la ganadería trashumante, tal como está
ocurriendo en la Sierra de la Demanda burgalesa, la Tierra de Pinares soriana,
el sector noroccidental de la Cordillera Ibérica, el sector oriental de la
ibérica turolense, la montaña leonesa, o zamorana, Pirineos, Gredos, Cáceres,
etc.
Parte del atractivo del fenómeno trashumante
radica a su vez en su gran capacidad de captación de visitantes con ocasión de
ferias y fiestas monográficas. En este caso, la difusión espacial de dicha
atracción es aún mayor, trascendiendo incluso del ámbito peninsular a los
contextos insulares balear y canario. Una primera aproximación a este hecho
permite contabilizar casi
una treintena de
eventos, conformada alrededor
de ferias, fiestas y encuentros
culturales o jornadas académicas; algunos como ciertas ferias mallorquinas o navarras son tradicionales y se
remontan en algún caso al siglo XIV, otros se han retomado en los años setenta y ochenta
del siglo XX, en tanto que en el último decenio
del siglo anterior y en lo que va de siglo se han multiplicado las
celebraciones de estas características,
hasta el punto de contarse en la actualidad con más de dieciséis eventos aparecidos en los últimos diez años,
algunos de los cuales van ya por su séptima edición, hecho que pone de manifiesto la
solidez de tales manifestaciones
La reivindicación cultural de la ganadería en
general y de la trashumancia en particular en diversas áreas de España,
incluidas las insulares, permite augurar la continuidad de las manifestaciones
señaladas en el futuro, ya que además de realizarse dicha vindicación desde
estamentos institucionales, están surgiendo agrupaciones vecinales, culturales
y académicas que dan sustento o apoyo material a la aparición de nuevas ferias,
fiestas y encuentros, en las que el binomio de lo festivo asociado al recuerdo
de un pasado inmediato supone una importante baza para su mantenimiento futuro;
fenómenos novedosos como la aparición de escuelas de pastores (País Vasco,
Aragón, Rioja…), espacios naturales protegidos en los que la trashumancia es un
hecho destacado (Cebollera, Espadán, Gredos, etc.), y la especialización
comercial de distintas ferias (Pujalt, Sineu o León), permiten augurar una
línea de progreso en su conocimiento y difusión.
La mayor parte de las manifestaciones
señaladas crean un efecto de llamada entre diversos sectores sociales
interesados, resultando que año tras año la afluencia a las mismas es mayor. No
se cuenta aún con estadísticas fiables y continuadas en el tiempo, pero fiestas
como las de Brieva o Lumbreras han llegado a congregar en su última edición a más
de tres mil asistentes, en tanto que otras ferias o fiestas registran cifras de
visitantes in crescendo, del mismo modo que ocurre en ciertas jornadas o
encuentros académicos, en los que la afluencia de comunicantes es cada vez más
significativa, contándose con jornadas y encuentros que acumulan ya siete
ediciones, de las que derivan libros y actas de congresos, que como las
Jornadas de la Trashumancia, vinculadas al Centro de Estudios de la
Trashumancia del Museo de Guadalaviar, cumplen ahora su cuarta edición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario