sábado, 13 de agosto de 2022

 

San Emiliano (León) Santiago Bayon Vera 

Los sistemas extensivos: la trashumancia.

Los grandes contrastes existentes dentro de la Península Ibérica en altitud, clima, suelo, unido a la disponibilidad de amplias superficies de pastos propiciaron, desde épocas remotas, el aprovechamiento de recursos complementarios, a veces muy distantes entre sí, mediante la ganadería trashumante. De esta forma, los habitantes de las montañas y sierras que bordean la Cuenca del Duero (León, Soria, Cuenca, Segovia) comenzaron a trasladarse con sus ganados hacia los amplios pastos y cálidas dehesas existentes, primero al Sur del río Duero y, después, del Tajo y Guadiana - los denominados "extremos"- cuando el frío y la nieve hacían imposible la permanencia de los hatajos en sus lugares de origen.

Por el contrario, al llegar la primavera, cuando el pasto de agostaba en las tierras bajas, retornaban a sus montañas de origen, donde los pastos por altura y humedad se conservan más tiempo frescos y nutritivos. Así nace un sistema productivo, la trashumancia o trashumación, cuyo único fin es poner en contacto a través del ganado dos recursos complementarios -"sierras" y " extremos"- ya existentes.

Utilización de los pastos de montaña.

Para la utilización correcta de estos pastos complementarios, aunque distantes, fue preciso el empleo de una ganadería diversificada, razas rústicas, bien adaptadas al medio y un aprovechamiento adecuado de los recursos.


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