jueves, 23 de junio de 2011

Trashumancia León - 3


Pastores trashumantes


La documentación existente permite datar desde el siglo XVIII la importancia de la profesión de pastor trashumante en los pueblos de la cabecera del Cea y adyacentes. Según datos del Catastro del Marqués de la Ensenada (Archivo Histórico Provincial de León), referidos a ocho pueblos de dicha zona, los pastores de «ganado fino» (es decir, de «merinas» y necesariamente trashumantes), fueron en algunos casos superiores en dichos pueblos a los labradores de "pan coger". Destacan en esta época los pueblos de Remolina, Las Salas, Anciles y Argovejo, donde cerca de la mitad de los vecinos se dedicaban al pastoreo.
Puede demostrarse también que dichos pastores no eran sólo arreadores poco cualificados, sino que entre ellos eran numerosos los de grado superior dentro de la jerarquía pastoril.
La mayor parte de los mayorales y rabadanes de las grandes cabañas procedían de los pueblos mencionados. Del año 1783 data un documento que trata de las capitulaciones entre el Marqués de Perales, caballero de Alcántara, y el pueblo de Las Salas para construir en dicho lugar ropería para la cabaña de dicho marqués. Por parte del marqués interviene su mayoral Vicente Rodríguez, vecino de Morgovejo


También de esta época hay noticias de José Fernández Tejerina (1759-1794), natural de Remolina, que fue mayoral de la Cabaña de Rojas, y de Ángel Escanciano Villarroel (17691854), natural de Tejerina, que fue mayoral de la cabaña del Marqués de Perales.
En 1811, el duque del Infantado, don Pedro de Alcántara y Toledo, satisfecho del buen comportamiento de sus rabadanes Adriano Martínez Carretero, de Oville, y Bernardo Carril, de Las Salas, los nombra mayorales de su cabaña.
En estos documentos observamos ya la aparición histórica de dos de las cabañas que van a llegar hasta nuestros días, la de Perales y la de Rojas y su relación con determinados pueblos (Tejerina, Las Salas y Remolina), que posteriormente veremos cómo se mantiene a través de sus sucesivos mayorales.
Causas de la especialización en el pastoreo trashumante


Los documentos atestiguan que en el siglo XVIII y XIX el Marqués de Perales tiene ya mayorales en dos localidades del alto Cea: Morgovejo y Tejerina. Por su parte, la cabaña de Rojas lo tiene en Remolina, y en Las Salas el Duque del Infantado.
La especialización en el pastoreo trashumante llega a tener en algunos pueblos carácter casi monocultivo y era la única fuente de ingresos externos que proporcionaba una cierta prosperidad relativa. Tal es la importancia y arraigo del oficio que, en la época en que desaparecen las grandes cabañas, los pastores, antes empleados en ellas, toman la iniciativa de asociarse y constituirse en copropietarios de rebaños de «piaras» que siguen practicando la antigua trashumancia. Este fenómeno, que llegó a tener gran importancia en los años cincuenta y que será analizado más adelante con detalle, creemos que no tiene equivalente en otras zonas de trashumancia tradicional, por lo menos en la provincia de León, y constituye una prueba fehaciente de la especialización pastoril en los pueblos que comentamos.

Tres son las causas que explicarían dicha especialización. La primera es la situación de los pueblos, muy cercanos al lugar en el que la cañada penetra en la sierra, y donde tradicionalmente se procedía, y aún se procede en la actualidad, al relevo y, en su caso, la contratación de pastores. La segunda, la escasez de recursos y la relativa pobreza del territorio en comparación con el de otros pueblos situados más en el interior de la montaña (cabecera del Esla). La tercera es el conocimiento tradicional del oficio por parte del colectivo humano y su transmisión (cultura pastoril), que predisponía a los jóvenes a enrolarse como pastores, por imitación de sus familiares, que desempeñaban cargos importantes (mayorales, rabadanes).

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