viernes, 10 de junio de 2011

Trashumancia en Extremadura - Historia - 5


TRASHUMANCIA INVERSA: CABAÑA DE EXTREMADURA
Por último, he querido diferenciar las cabañas de los propios extremeños, fundamentalmente cacereños, que, por una parte, practican la trashumancia larga, trasladando en la época estival sus rebaños de ovejas a las cabeceras serranas de las antiguas cuadrillas mesteñas (con mayor presencia en la antigua cabecera leonesa), y, por otra, efectúan una trashumancia corta, o trasterminancia, desplazando sus manadas de vacas y algunos rebaños caprinos a unos agostaderos más cercanos, situados en la periferia septentrional del territorio extremeño, en las serranías de la confluencia de las provincias de Cáceres, Salamanca y Ávila.
Esta trashumancia es ciertamente inversa a la que practican los ganaderos serranos, cuyo modelo fue imitado por los extremeños y otros ganaderos de «tierras llanas» en la Edad Moderna. La estancia invernal de los ganados trashumantes se localizaba en aquellas comarcas de Extremadura con predominio de la explotación adehesada (Tierra de Cáceres, Tierra de Trujillo, Concejo de la Mata, Encomiendas de Alcántara, Tierra de Coria, etc.) y fue en ellas donde surgió la cabaña trashumante extremeña.

Entre los grandes propietarios extremeños que históricamente realizaron trashumancia (nobleza e instituciones eclesiásticas) cabe destacar la cabaña del Monasterio de Guadalupe, cuyo término era reducido y estaba pobremente dotado, por lo que tenía dehesas en otros términos como el de Trujillo y el de Medellín, y que a mediados del siglo XV comenzó a practicar una trashumancia de largó recorrido, arrendando agostaderos en las sierras conquenses y mediante el «privilegio portugués» en la Sierra de la Estrella. A partir del siglo XVI se dirigen a los puertos asturleoneses de la cordillera Cantábrica y, si bien los pastores durante el XVII eran vecinos de Mengamuñoz (Avila), a mediados del XVIII lo eran los naturales de las aldeas en donde se encontraban los pastos estivales.
Es a lo largo de este siglo XVIII, en el segundo período de auge de la Mesta, cuando el total de ovinos que concurren en Extremadura aumenta en términos absolutos, e incluso el incremento de los estantes supera al de los trashumantes. La cabaña natural extremeña aumenta y entra en competencia directa con la foránea para repartiese la misma superficie adehesada. Se refleja así la vocación ganadera de la región extremeña, donde conviven las tres modalidades de pastoreo: estante, trasterminante o travesío (también denominados «riberiegos» porque seguían el curso de las riberas) y trashumante. En las Tierras de Cáceres y de Trujillo existía una numerosa cabaña de ganado estante que compartía las dehesas con los trashumantes. En esta última localidad los lugareños se repartían los pastos con pastores de la Tierra de Ayllón, de Aguilar o de los Cameros, y todos se aprovechaban de la llamada «derrota de las mieses» (una vez finalizada la cosecha de cereales o prados, los propietarios o sus arrendatarios estaban obligados a abrir sus tierras al ganado de la población en general, así como las tierras que dejaban los pastores serranos).

El crecimiento de la cabaña ganadera trashumante del municipio de Cáceres es ciertamente representativo de lo que ocurrió en los dos últimos siglos en otros territorios extremeños. Durante el siglo XVIII se fue creando una cabaña de tratos trashumantes cuyo máximo desarrollo se alcanzó posteriormente a comienzos del siglo XIX: 3.000 reses ovinas en 1724, 9.460 en 1795, 23.000 hacia 1818 y 33.830 en 1824.
Así pues, mientras las tradicionales cuadrillas mesteñas entran en declive, se incorporan otras nuevas, manifestándose así un relevo de los protagonistas del negocio merinero. Actualmente la tendencia se mantiene, al menos en algunas comarcas, como en la de Plasencia, según lo confirman los datos aportados por la oficina Veterinaria de Zona, que incluye, entre otras, las siguientes localidades de procedencia: Casas de Millán, Malpartida de Plasencia, Zarza de Granadilla, Guijo de Granadilla, Mohedas de Granadilla, Cañaveral, Torrejón el Rubio, Abadía, Serradilla, Plasencia, Garguera, Montehermoso y Oliva de Plasencia. En efecto, más de la mitad (51,4%) de la cabaña vacuna trashumante de la zona (6.596 cabezas) pertenece a ganaderos extremeños, cuya participación es todavía más marcada en la cabaña ovina (78,4% de un total de 16.998 cabezas) y especialmente en la caprina (91% de las 13.381 cabezas registradas). Además, gran parte del desplazamiento de ganado se realiza dentro de los límites del área extremeña (8.477 cabras y unas dos mil vacas). Entre los lugares de destino, dentro de la provincia de Cáceres, están los pastos de La Garganta, Tornavacas, Cabezabellosa, Hervás, Jerte o Baños de Montemayor. (Un estudio del importante contingente de ganado cabrío que pasta tanto en las comarcas altomontañosas como en el llano extremeño, pero siempre sin salir de los límites jurisdiccionales de la propia provincia cacereña. Fuera de la comunidad se dirigen a localidades cercanas de las sierras abulenses y salmantinas.


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