sábado, 4 de junio de 2011

Trashumancia en Extremadura - Historia - 4

TRASHUMANCIA HACIA EXTREMADURA: AREAS DE PROCEDENCIA - 2


Cabecera Carpetana
Fueron famosas las cabañas de El Espinar, Riaza, Segovia, Torreval de San Pedro, Valdecasas y Guijar y Veganzones, en Segovia, mientras que del área madrileña destacaban la cabaña trashumante del Monasterio de El Paular y del de San Martín de Valdeiglesias, el señorío de Buitrago en el Valle de Lozoya y el área de Canencia. De Ávila cabe destacar Aldeavieja, Barco de Avila, Navaescurial, Piedrahita, San Martín de la Vega y San Martín del Pimpollar.  
En la documentación escrita a partir del siglo XV aparecen citados ganados trashumantes de localidades como Segovia, Riaza o Buitrago en las dehesas de Puebla de Alcocer (En invernadero podían dar cobijo en sus quince dehesas a 125.000 cabezas de ganado, ovejas en su casi totalidad, de serranos de Segovia, Riaza, Colmenar, Buitrago,...) o de Navafría en Cáceres (Sépase por esta publica escriptura arrendamiento como nos, don Pablo Joseph de Maioralgo Enriquez, vezino y rexidor perpetuo de esta villa de Cazeres, y Alonso Gonzalez, vezino del lugar de Navafria, juridizion a la villa de Pedraza, estante al presente en dicha villa de Cazeres, yo, (... ) , otorgo y conozco que doy en rrenta y por arrendamiento al dicho Alonso Gonzalez, y para el pasto de sus ganados lanares merinos, la dehesa del Xaqueso, del término y juridizion desta villa, por tiempo y espacio de dos años enteros).
En 1780 el partido de Segovia supone el 23% del total de agremiados al Honrado Concejo de la Mesta, abarcando cuadrillas segovianas, madrileñas, y abulenses que franqueaban los numerosos puertos de montaña. Según Manuel el Río comprendía los Puertos de Somosierra, Fuenfría, Navacerrada, Guadarrama, El Escorial, Cebreros, Divide la Vera y Extremadura alta con Castilla por los puertos de Serranillos y El Pico, Tomavacas y el de Baños y la ciudad de Plasencia.
El censo de ganado que ha trashumado entre Extremadura y esta cabecera en la campaña 1993 asciende a 18.439 reses vacunas, 29.898 ovinas y 4.698 caprinas, que representan el 70%, el 36,5% el 25,9%, respectivamente, de las cabañas que invernan en Extremadura. Considerando el número de cabezas trashumantes que invernan en tierras extremeñas (126.127), supone que esta cabecera absorbe más del 40%.


Los principales movimientos de ganado tanto ovino como, sobre todo, bovino (vaca avileña) tienen por origen la provincia abulense. Curiosamente los serranos de estas comarcas son los que mejor consideración tienen de Extremadura, a pesar de las rencillas normales entre regiones limítrofes. Sienten por los extremeños un gran respeto, siendo común la expresión son buena gente, con los que uno se puede casar. No consideran Ávila como su capital sino que prefieren las ciudades sureñas, ya sean manchegas (Talavera de la Reina) o extremeñas (Plasencia). Los ganados abulenses trashumantes proceden de una gran cantidad de pueblos que se extienden por toda la Sierra de Gredos y alcanzan, en ocasiones, la Sierra de Ávila en la franja central de. la provincia: Aldeanueva de Santa Cruz, La Aldehuela, Ávila, Barco de Ávila, Becedas, Bohoyo, Bonilla de la Sierra, Cabezas del Pozo, Cabezas Villar, Casas de Sebastián de la Fuente, Cepeda la Mora, Colmenar de Montemayor, Don Jimeno, Fresno de la Ribera, Gamonal, Garganta del Villar, Gil García, La Herguijuela, Horcajada, Hoyos de Miguel Muñoz, Hoyos del Collado, Hoyos del Espino, Hurtumpascual, Los Llanos, Madrona, Manjabalago, Mengamuñoz, Muñana, Muñogalindo, Narrillos del Rebollar, Nava del Barco, Navacarros, Navacepeda de Tormes, Navacepedilla de Corneja, Navadijos, Navaescurial, Navalguijo, Navalonguilla, Navalperal, Navamediana, Navarredonda de Gredos, Navas del Barco, Palacio de Corneja, Peguerinos, Piedrahita, Pradosegar, Puerto Castilla, San Bartolomé de Béjar, San Juan del Olmo, San Martín de la Vega, San Martín del Pimpollar, San Miguel de Corneja, Sanchorreja, Santa Lucía, Santa María de los Caballeros, Santiago del Collado, Solana de Béjar, El Soto, Tormellas, La Torre, Tremedal, Umbrías, Vadillo de la Sierra, Valdecasas, Villafranca de la Sierra, Villanueva del Campillo, Villatoro, Zapardiel de la Rivera y La Zarza.
También el área salmantina se encuadra dentro de esta cabecera serrana con un elevado contingente de ganado mayor y menor. Entre las localidades de agostada cabe citar: Alaraz, Alba de Tormes, La Alberca, Aldeacipreste, La Aldehuela, Béiar, Berrocal de Salvatierra, Buenamadre, El Cabaco, Calzada de Béjar, Calzada de Valdeunciel, Candelario, Cantalapiedra, Cantalgallo, Cantalpino, Castellanos de Morisco, Cespedosa de Tormes, Ciudad Rodrigo, Colmenar de Montemayor, Escurial de la Sierra, Fuente de Béjar, Galinduste, Gallegos de Solmirón, Garcirrey, Herguijuela de la Sierra, Horcajo de Montemayor, La Hoya, Huertas, Lagunilla, Ledesma, Macotera, Malpartida de Peñaranda, Narros de Valdunciel, Nava el Cano, Palaciosrubios, El Payo, Pedrosillo, Peñacaballera, Peñaparda, Robleda, Salamanca, San Esteban de la Sierra, Sancti Spiritus, Santiago de la Puebla, Tabera Abajo, Tejeda y Seguñuela, Valdelamatanza, Valero de la Sierra, Villaflores, Villar de la Yegua, Villasrubias y Zorita Frontera.


Actualmente son pocos los ganaderos segovianos que se desplazan con sus ganados hasta Extremadura, prefiriendo como zona de invernada el Valle de Alcudia (Ciudad Real). Según este censo de 1993, desde los municipios de Arcones y Matabuena se dirige hacia Extremadura un contingente de entre 3.000 y 4.000 ovejas a la comarca de Alcántara.
Finalmente, en la provincia de Madrid, la tradición trashumante se mantiene viva en una familia de Horcajuelo de la Sierra, que durante cinco generaciones no ha dejado de invernar con su rebaño en La Serena.

Cabecera Cantábrica
En la región leonesa se incluye un amplio espacio definido por el sistema orográfico de la Cordillera Cantábrica, desde su conexión oeste con el macizo Galaico-Portugués hasta su enlace pirenaico (Montañas Vascas). De Poniente a Oriente incorpora los puertos de Leitariegos, Somiedo, La Mesa, Pajares, Covadonga, Valdeón y Caín, y se desvía por las alturas que rodean el valle del Liébana hasta unirse con las montañas de Cervera, Aguilar y Pisuerga, llegando a tocar la tierra del Pas y las sierras de Santander.
A estas sierras pertenecían pequeños ganaderos mesteños que compartían sus puertos en verano con grandes cabañas «cuyos propietarios eran ganaderos trashumantes residentes en Madrid, ricos propietarios de dehesas del Sur y las Comunidades Eclesiásticas».
En 1780 el partido de León representaba el 17% del gremio mesteño, agrupando cuadrillas leonesas, burgalesas y riojanas.


Los rebaños trashumantes que utilizaron los puertos leoneses en el período de 1987 a 1991, según el censo realizado por Gómez Sal y Rodríguez Pascual, fueron: 52,5% extremeños, 36,3% leoneses, 5,7% salmantinos y 5,3% manchegos. Más del 50% de las ovejas trashumantes se localizan en el sector oriental (comarca de Riaño y Porma), donde hay una presencia acusada de extremeños o manchegos; otras zonas características son la comarca de Babia en el sector occidental y La Tercia en la montaña central. En el período comentado el grueso de los rebaños ovinos (casi el 88% de las ovejas) invernaba en la provincia de Cáceres (Alcántara, Brozas, Membrío y Trujillo), perdiéndose casi la tradición de invernar en la comarca de La Serena, tradición mantenida tan sólo por una ganadería leonesa. Treinta y cinco mil ovejas se desplazaron hasta Extremadura y 1.800 vacunos a Cáceres.
Como ya se ha comentado, se incluye en esta cabecera leonesa las localidades burgalesas de la comarca de Valdelucio y La Lora, próxima a las montafias palentinas, desde el término de Fuencaliente hasta Barrio-Panizares. Desde aquí los rebaños trashumantes se dirigen a Alcántara, Brozas, Mata de Alcántara, Membrío, Moheda de Granadilla, Salorino, Valencia de Alcántara y Zarza de Granadilla, todos ellos enclavados en dos núcleos principales: sudoeste y norte de Cáceres. Algunos desembarcan en la estación ferroviaria de Aguilar de Campóo y se adentran en la región burgalesa por vías pecuarias. A Palencia se trasladan rebaños desde Extremadura que van a Brañosera, Lores, Herreructa de Castillería, Celada, Salcedillo, Respenda de Aguilar, Pisón de Castejón y Redondo; el número de cabezas lanares contabilizadas en 1989 fue de 16.925. Según el censo (campaña de 1993), entre los municipios palentinos elegidos como agostaderos se encuentran: Aguilar de Campóo, Villaescusa de las Torres, Gama, Brañosera, Saucedilla, Cervera de Pisuerga, Lores y Barruelo.
Dentro de esta cabecera de León se incluyen los agostaderos de Astucias y Santander. La incorporación de estas dos regiones al sistema trashumante tiene unas connotaciones peculiares. La riqueza pecuaria de estas provincias radica principalmente en el ganado vacuno y, en general, los nuevos trashumantes son propietarios de bóvidos. Suelen tener mayor poder adquisitivo que los tradicionales leoneses, por lo que su presencia en Extremadura ha provocado un incremento en el precio de las fincas, perjudicial para los ganaderos de ovino, quienes se quejan de que asturianos y cántabros reciben subvenciones para que vayan a otras regiones a invernar, aunque estas afirmaciones carecen de fundamento.
El componente humano procede en algunos casos del sector agrario (ganaderos de vacuno que por la política de abandono de la producción lechera optan por una orientación hacia el vacuno de carne), y en otros casos son personas ajenas al mismo. Su auge en los últimos años y su procedencia hacen pensar en una posible relación con la jubilación anticipada de los mineros de las cuencas centrales y obreros de la reconversión industrial, que invierten parte de sus indemnizaciones, subsidios o sueldos en esta ganadería de carne sin apenas riesgos.


Su escasa tradición en esta actividad se refleja en la forma de manejar el ganado y de trashumar. En general, y más si son jóvenes (hijos de los jubilados), dejan el ganado en las fincas extremeñas sin apenas vigilancia, turnándose varios para bajar «a ver como van las cosas» y a reunirse los fines de semana en los bares de Brozas y Alcántara. En el caso de familias con hijos, la mujer suele bajar con los niños en la época del inicio escolar, mientras el marido lo hace con el ganado en fechas posteriores. Entre los leoneses también hay una marcada tendencia hacia la reconversión a la ganadería vacuna (sobre todo en Riaño, ante el vacío de ovejas trashumantes), destacando la presencia de ganaderos jóvenes que tienen un nivel de renta elevado, sienten una verdadera vocación, les gusta la ganadería y además ven en las fincas de Extremadura la misma imagen del «paraíso» que vieran sus antepasados trashumantes. Entre las localidades cántabras con ganado trashumante en Extremadura pueden citarse Molledo, Campóo de Suso, Reinosa y Puente del Arce.
Por último, esta cabecera incluye en su extremo más occidental las sierras sanabresas que, aunque están ocupadas fundamentalmente por los trashumantes de las comarcas vecinas de Aliste y Tábara, albergan también ganados procedentes de las dos provincias extremeñas. Entre los municipios de agostada se encuentran Pías, Porto, Puebla de Sanabria, San Martín de Castañeda y Vigo de Sanabria. En la campaña de 1991 se contabilizaron ya en La Serena 3.100 ovinos pertenecientes a dos grandes cabañas que se desplazaban desde Castuera, Campanario y Cabeza del Buey hasta Porto y que actualmente siguen activas. También de Badajoz se traslada otro rebaño de ovino desde el término de Esparragosa de Lares. Desde la provincia de Cáceres se desplaza todo el ganado vacuno que se dirige a los puertos sanabreses y sólo una pequeña parte del ganado ovino. Entre los municipios cacereños se encuentran: Cáceres, Garrovillas, El Torno, Torrejón el Rubio y Brozas. En el caso del vacuno, los propietarios son zamoranos, y a diferencia de los extremeños que tienen pastores para cuidar el ganado, ellos mismos realizan todas las labores, tanto en la montaña como en el llano.


En definitiva, puede decirse que esta cabecera se compone de los pastos de las provincias de Burgos, Cantabria, León, Oviedo, Palencia y Zamora. En total albergan más de 30.000 cabezas de ganado menor y casi cinco mil de bovino, lo que supone el 30% y el 18%, respectivamente, frente al total del ganado trashumante que invernó en la campaña de 1993 en Extremadura. Los que van a Asturias y Cantabria son oriundos de estas regiones y la trashumancia se realiza fundamentalmente con ganado vacuno autóctono. Entre los que se dirigen a León los hay tanto de las zonas de origen como extremeños. En este caso, la ganadería ovina trashumante está sufriendo un fuerte retroceso con la reconversión de muchos rebaños en estantes o trasterminantes, de manera que en tan sólo cuatro años ha disminuido en más de la mitad (en 1989 se estimaban más de 35.000 ovejas trashumantes en los puertos leoneses, mientras que en 1993 apenas alcanzan las 15.000). Es interesante anotar, sin embargo, el incremento de la ganadería vacuna (de unas 1.800 cabezas de media en el período de 1987-1991 a casi 2.500 en 1993), que exige menos mano de obra y puede permanecer sola en los puertos y las dehesas, manteniendo así la actividad trashumante y ofreciendo a la vez una mayor rentabilidad. En el caso de los ganados que se desplazan a Sanabria, en Zamora, los propietarios de ovino son siempre extremeños, mientras que en el caso del vacuno también participan los propietarios sanabreses. Por último, los rebaños de vacuno y ovino que agostan en Burgos y Palencia son fundamentalmente propiedad de ganaderos extremeños y salmantinos (residentes en Extremadura) que aprovechan pastos arrendados y también las rastrojeras tras las cosechas de los pueblos de «arriba».
Entre los ganaderos leoneses pervive una fuerte tradición que los lleva a continuar realizando la trashumancia a las zonas conocidas de antaño.
También como antaño, esta cabecera alberga a numerosos extremeños y salmantinos. Estos últimos, generalmente afincados en Extremadura, realizan una trashumancia doble y suelen arrendar las fincas en ambos extremos, tanto las fincas de invernada como las de agostada. Uno de ellos, que actualmente reside en Brozas, comenta cómo la elección de los agostaderos ha sido muy variable, y así, en los años cincuenta, frecuentaron Sanabria y posteriormente Logroño y Seria, más tarde estuvieron 15 años sin trashumar y en el año 1992, «como la primavera fue muy mala», llevaron a sus ovejas a Palencia, teniendo conocimiento de esos parajes por medio de vecinos extremeños que tradicionalmente las llevaban allí. A diferencia de los agostaderos tradicionales, en estas comarcas palentinas y burgalesas arriendan puertos cerrados (en los que no pueden entrar los lugareños) y, tras la cosecha de los pueblos, aprovechan la rastrojera, espigas y baldíos. Generalmente se asocian varios propietarios para poder turnarse en el cuidado del rebaño. En el caso de los trashumantes extremeños, varios de ellos son grandes terratenientes, con fincas de invernada propias, pero que arriendan los pastos de los agostaderos. Son entonces sus pastores contratados los que se desplazan hasta las montañas burgalesas y palentinas.


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