miércoles, 25 de mayo de 2011

Trashumancia en Sanabria - Historia y 7


Aunque la mayor parte del ganado trashumante que agosta en Sanabria pertenece a los Churreros de Aliste, aún pervive la práctica de desplazarse en verano hacia las sierras sanabresas entre los ganaderos de Extremadura.
Los sanabreses denominan merineros a los grandes rebaños que tradicionalmente han llegado hasta sus sierras procedentes de estas tierras más sureñas, haciendo con ello referencia a la raza ovina que componía los hatos.
Actualmente son cuatro los rebaños de merinas que agostan en Sanabria, procedentes en su mayoría de la provincia pacense y en menor cuantía de la de Cáceres. Los ganaderos tienen en común la tenencia de fincas propias en sus lugares de origen, donde permanece el ganado entre los meses de noviembre y mayo.
A diferencia del sistema de trashumancia existente en la comarca de Aliste, basado en la formación de grandes cabañas, cada uno de los ganaderos extremeños desplazan sus ganados por separado y arriendan las fincas de agostada de manera individual.

Dos de los rebaños pasan la temporada invernal en el área de La Serena, ubicada en el tercio medio sudeste de la provincia de Badajoz. Son las únicas ganaderías de la comarca que realizan esta trashumancia ascendente, ya que La Serena es más propiamente un lugar de destino; esto es, un invernadero que acoge los rebaños originarios de las cabeceras soriana y conquense.
Otro de los rebaños, también de la provincia de Badajoz, tiene su asiento en San Vicente de Alcántara, municipio que es, a su vez, invernadero frecuentado generalmente por los trashumantes de las sierras leonesas.
Por último, en el término municipal de Brozas (Cáceres) inverna un rebaño de menor tamaño que los anteriores. El desplazamiento del ganado se hace por carretera; los camiones lo recogen en la misma finca de invernada y lo descargan en las majadas arrendadas en las sierras de Porto.
Para ello se utilizan caminos rurales y vías pecuarias, realizándose el trayecto en menos de una jornada. Generalmente, el ganado llega en los camiones por la noche poder realizar éste en las horas más frescas de la mañana.

A partir de Puebla de Sanabria partir cada rebaño iniciará su andadura independientemente hasta sus correspondientes sierras. Realizan el mismo itinerario que los churreros. Atraviesan el arrabal de Puebla, cruzan el río Tera y tras pasar el puente se desvían a la izquierda siguiendo el cordel que llega al Mercado del Puente. Antes de atravesar esta localidad hacen una breve parada en las cercanías del puente romano a la espera de ser alcanzados por las caballerías que desembarcan más tarde. Continúan por la carretera que va a Sotillo y tras la desviación de Quintana, inician la subida de “Las Canteras” que termina en el lugar de dormida, “Lamarredonda”. En la siguiente jornada, y tras pasar el Espinazo del Perro y Peña Bubela, sestean en la Fuente de los Gallegos concluyendo el día al pie de la presa de Puente-Porto. A partir de este punto cada rebaño prosigue diferentes caminos hasta llegar a sus correspondientes majadas.
El sistema de trashumancia y la organización del mismo difiere en algunos aspectos del llevado a cabo y descrito para los alístanos.
En primer lugar, y como ya se ha comentado anteriormente, las cabañas alistanas se constituyen como asociación de pequeños rebaños cuyos propietarios los confían al encargado. Por contra, los merineros trashuman de manera individual, teniendo contacto tan sólo durante el viaje. Mientras que los diferentes personajes de las cabañas alistanas (encargado, pastores y arreadores) tienen intereses directos, al ser propietarios de parte del ganado, en el caso de los extremeños estas figuras se corresponden con personas contratadas, sin otro interés que el salario (a excepción de las tradicionales escusas que poco a poco van desapareciendo). Los ganaderos propietarios de las merinas suelen vigilar el embarque-desembarque, están informados sobre las incidencias del viaje" y ocasionalmente aparecen en aquellos puntos adonde el coche les permite llegar, si bien no suelen acompañar al rebaño durante el ascenso a las sierras, limitándose a realizar esporádicas visitas durante la temporada para asegurar el buen funcionamiento de la agostada.
El capataz o mayoral ejerce las mismas funciones que el encargado en las cabañas alistanas, pudiendo ser la misma persona o no durante la temporada de verano. En las ganaderías de La Serena los capataces son extremeños, mientras que en la de San Vicente de Alcántara este puesto lo desempeña un sanabrés. En la subida a las sierras estos tres mayorales acompañan al rebaño, pero una vez establecidos en las correspondientes majadas esta función pasa a cargo del pastor de mayor experiencia.
El mayoral suele llevar un vehículo de apoyo, con equipajes y comida. En el coche llevan también periódicamente las provisiones y sacos de sal que el rebaño necesita como complemento en las sierras.
Los pastores de los merineros en estas sierras son lugareños de Sanabria (fundamentalmente del municipio de Porto), quienes son contratados para la temporada de verano, si bien algunos también desempeñan esta función en las tierras de Extremadura. De ellos son los perros carea de que se sirven para el manejo del ganado, mientras que los mastines suelen ser propiedad del dueño del rebaño.
El período de estancia en las sierras también difiere del de los alístanos, y está en función de la posibilidad de aprovechamiento de los pastos de invierno. Los merineros tienen una primavera más temprana y una otoñada más tardía que en la Tierra de Aliste, circunstancia que los obliga a alargar la estancia en las sierras sanabresas, donde permanecen desde finales de mayo hasta mediados de noviembre. Esto los hace soportar las difíciles condiciones climáticas del final de verano en las sierras (nieblas, heladas, lluvias e incluso nevadas), dificultades que son soslayadas por el gran conocimiento que de estos parajes tienen los pastores, oriundos de ellas.
Una vez alcanzadas las sierras, las formas de manejo y la organización entre los pastores vuelve a distinguirse de la de los Churreros. Debido al largo tiempo de estancia, los rebaños comienzan su pastoreo en una de las majadas, a partir de la cual van recorriendo las siguientes en una especie de círculo cerrado. Antes de que el ganado vuelva al punto de inicio ha transcurrido el tiempo suficiente para permitir la recuperación de sus pastos.
Los pastores distribuyen su quehacer estableciendo turnos de dos o tres días repartidos entre dos o tres de ellos, según los rebaños. De esta forma siempre queda un solo pastor al cuidado de las ovejas, mientras que los otros descansan en su pueblo.
Una última diferencia entre merineros y churreros viene implícita en estos nombres con que los distinguen los sanabreses. Los rebaños extremeños están compuestos por ovejas de raza merina. Poco hay que se pueda decir de esta raza que no haya sido ya largamente escrito, sobre sus características morfológicas, su nombre , su aparición en la geografía española, así como sobre su importancia en la organización mesteña y en la economía española durante siglos.






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