miércoles, 25 de mayo de 2011

Trashumancia en Sanabria - Historia - 6

Una vez en la sierra, el encargado organiza los equipos y turnos de los pastores. Para ello hay que seleccionar a los pastores que tendrán que convivir estrechamente durante varias semanas. El buen hacer depende en gran medida de las relaciones personales, por lo que la elección de los equipos es una de las decisiones más delicadas que ha de tomar el responsable.
Finalmente, y con arreglo a los mismos criterios que se tuvieron en cuenta para la subida a las sierras, el encargado decide el momento óptimo del regreso a los pastos bajos para aprovechar “la espiga”. Y así, tras el viaje de vuelta, la responsabilidad del encargado termina cuando se aparta el ganado. El momento del recuento simboliza la entrega al propietario del rebaño del que se hizo responsable durante la temporada de verano. Con el ajuste de cuentas la campaña concluye hasta el año siguiente.
No obstante lo dicho, durante la campaña de 1992 se advirtieron diferencias organizativas entre unas cabañas trashumantes y otras. Así, el encargado de la cabaña de Palazuela, la más numerosa, habia dirigido directamente todos los trabajos hasta hace pocos años, con sus más de ochenta años sigua organizando el viaje trashumante, delegando algunas responsabilidades pero manteniendo una autoridad que nos transporta a otros tiempos; acompaña a la hacienda en coche, saltando de un punto de parada al siguiente, para tener preparada la llegada del rebaño. Se trataba del tío Felones, hoy desaparecido que era considerado como una institución entre los Churreros del Aliste   En la cabaña de Valer, el propio encargado ejerce, a su vez, funciones de arreador en el viaje, así como de pastor en la sierra. Las demás cabañas de churreros no tienen una estructura tan rígida, aunque mantienen la figura del encargado.

Los trashumantes de Tábara (con menos antigüedad en estas prácticas ganaderas) juntan rebaños más pequeños (menos de 2.000 cabezas), de menos propietarios y, por tanto, más manejables. El encargado de la cabaña suele acompañarse durante el viaje de un coche de apoyo que transporta equipaje y comida durante el recorrido.
Los pastores son los responsables de cuidar la hacienda en la sierra. Sus ocupaciones varían en función de las cabañas, del sistema de agostada adoptado y de las peculiaridades de cada uno de ellos. El día se emplea en acompañar al ganado en su careo por la sierra, atendiendo los problemas que surjan. Los más jóvenes suelen encargarse del avituallamiento y de la cocina.
Los churreros siempre tienen pastores con intereses en el rebaño. Al ser cabañas formadas por ganaderos de muchos propietarios, siempre hay alguno que quiere quedar de pastor para velar más de cerca su hacienda. En el caso de los pastores de Tábara el sistema de organización es “a rodas”; es decir, con turnos rigurosos entre todos los propietarios del rebaño, siguiendo una ancestral costumbre local. Tan sólo en la cabaña de Palazuelos se mantienen los mismos pastores durante toda la temporada en la sierra. Otra posibilidad que a veces se elige es el reparto de tiempo en función del número de ganado que se aporta a la cabaña.
Durante el traslado de la cabaña a la sierra surge otra figura: los arreadores. Son pastores cuya misión consiste únicamente en guiar al ganado desde los pueblos de origen a los pastos de destino, donde acaba su responsabilidad. Cada uno lleva sus perros de trabajo, que volverán con ellos cuando acabe el recorrido. Son, en muchos casos, propietarios del ganado y durante el verano, en ocasiones, también harán turnos en aquellas cabañas que así lo organicen.
Los perros resultan un auxiliar fundamental para el trabajo de los pastores y arreadores.
Los grandes son mastines, de mayor o menor pureza de raza, cuya misión exclusiva es la protección del rebaño. Durante el viaje acompañan a la cabaña con paso cansino y aparentemente abúlico: unos caminan al lado del rebaño, otros dentro, y en algunos casos abren la marcha. A veces se tumban entre las ovejas andariegas, y quedan rezagados, momento en que reanudan su marcha hasta recuperar su posición unos centenares de metros más adelante. Durante las dormidas, y desde que comienza a llegar la noche, cualquier ruido anormal es captado por los perros, que con un ladrido avisan a sus compañeros. En un momento se forma una gran algarabía que fácilmente disuade a cualquier visitante nocturno. Las primeras noches del viaje son las más inquietas. Las ovejas se extrañan unas a otras y los perros están alerta, pues no en vano se transita por territorio del lobo. Sólo la presencia de los pastores, que velan casi toda la noche, consigue tranquilizar a los animales.
En algún momento se oye la voz estruendosa del encargado, quien al grito “¡Ah, maricón!” espanta lobos reales o imaginarios.
Los perros pequeños o carea son utilizados para el manejo del rebaño, trayendo y llevando las reses que se escapan del grupo. Son de gran inteligencia y enorme vitalidad, y en los puntos conflictivos resulta inestimable su ayuda. Difícilmente se separan de su dueño y esperan prestos y ansiosos cualquier orden de mando (voz,  gesto, piedra), pero siempre que venga de su amo.
Los perros, conocidos o no de años anteriores, establecen sus jerarquías en las primeras horas del viaje; pequeñas escaramuzas posteriores confirman el rango de cada cual.
De otra parte, los pastores dicen que “los perros bien comidos se vuelven tontos” y llevan a rajatabla el precepto: los alimentan con pan, sobras de las comidas y desechos de las reses que mueren en el camino o en la sierra.
Finalmente, los trashumantes más tradicionales prescinden de vehículos de apoyo, sirviéndose todavía de animales de carga para el transporte y el avituallamiento (las yeguas han desplazado al tradicional burro alistano en este cometido). El aprovisionamiento en las sierras se hace cada tres o cuatro días con su ayuda. Con todo, la utilización de caballerías va desapareciendo al mejorar las condiciones de estancia de los pastores trashumantes, ya que casi todas las majadas tienen camino de acceso para vehículos de motor. Es uno de los motivos por los que la raza del asno alistano ha estado a punto de desaparecer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario