sábado, 12 de febrero de 2011

Trashumancia en la Sierra de Gredos: Organizacion comunal del pastoreo

El pastoreo en San Martín del Pimpollar se organiza en dos niveles distintos: uno, cuando todos los rebaños están en los agostaderos, y otro, cuando ya se ha producido el descenso a los invernaderos y sólo queda en el pueblo un número muy reducido de animales.
Durante el verano y el otoño la mayor parte del ganado aprovecha terrenos comunales, por los cuales se paga cierta cantidad de dinero. Estos pastos comunales se abren a los ganaderos hacia el día 24 de junio y en ellos permanecen los rebaños hasta su marcha; son muy pocos los ganaderos que aprovechan fincas propias, y en ningún caso existen suficientes terrenos privados para que paste la totalidad del rebaño del propietario.
Algunos dueños de fincas que no poseen ganado las alquilan a los ganaderos, práctica conocida con el nombre de "fanegueo". El precio a pagar por sus tierras es variable; si son "fanegas de marco real", es decir, de cerro, en las que nunca se ha sembrado, se cotizan más que las "fanegas de pan llevar", llamadas así las que se cultivan habitualmente o han sido cultivadas en el pasado.
Al mismo tiempo, un porcentaje de vacas, que oscila entre el 20 y 25% del total, pasta en fincas situadas en pueblos colindantes (dehesas de El Helecho, El jabalí, Navarenas, etcétera) y no pueden entrar en los pastos comunales hasta el mes de octubre. Estas reses reciben la denominación de "vacas acogidas".
Al margen de los pastos comunales y las fincas privadas, dentro del término municipal de San Martín del Pimpollar hay 1.998 Ha. (según datos de la Cámara Agraria) que son propiedad del Ayuntamiento en su mayor parte y arrendadas desde 1977 consorciadas con el Estado. Este terreno se conoce como Zaducro y está dedicado a repoblación de pinos. Acotado en su mayor parte a los ganaderos, en Zaduero sólo pastan 200 cabezas de ganado en una superficie que ronda las 700 Ha., las únicas no acotadas.
Cuando ya se ha producido el descenso a las fincas de invernada, siempre queda en el pueblo cierto número de vacas que, por distintas razones, no trashuman. Este ganado se organiza en una manada concejil o "dula" (aquí llamada "dua").


Tal tipo de organización, muy extendida en todo el país y cuya regulación legal se remonta a dos siglos pasado, tiene como objetivo facilitar el manejo y cuidado de fracciones pequeñas de ganado, imposibles de mantener de forma aislada por los gastos y el tiempo de ocupación que ello supondría.
En San Martín del Pimpollar se sacan las vacas que han quedado en el pueblo - en número que oscila entre una y cinco por ganadería pastar al monte en una sola manada desde el 3 de mayo hasta el 24 de junio. La vigilancia de este rebaño se reparte proporcionalmente al número de vacas que se tenga, de forma que por cada dos vacas hay que cuidar el ganado un día, lo que supone una guardia cada diez días. El turno de vigilancia va corriendo casa por casa dentro del pueblo, empezando tradicionalmente por las de "arriba".
Al mismo tiempo, el Ayuntamiento proporciona un semental a las vacas de la dula. Antes se alimentaba el semental con heno segado en prados del Ayuntamiento y recogido en turnos de cuatro vecinos, pero últimamente este sistema ha dejado de emplearse y el Ayuntamiento paga directamente a las personas encargadas de segar el heno para el semental.


Cuando existe un asocio de ganaderos que han llevado sus vacas a la misma finca, el cuidado de los animales se organiza siguiendo un sistema parecido al de la dula, repartiéndose proporcional mente los días de vigilancia en función del número de reses de cada ganadero. De cualquier forma, la frecuencia de esta vigilancia es muy variable, pues hay ganaderos que procuran dejar solos a los animales el menor tiempo posible, mientras que otros bajan a las fincas donde tienen el ganado en contadas ocasiones.

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