domingo, 13 de febrero de 2011

Trashumancia en la Sierra de Gredos: Bajada

El regreso a las fincas de invernada depende de factores tanto físicos y económicos como climáticos.
La mayoría de los rebaños, en el censo del ganado vacuno, inician su descenso en la primera quincena de diciembre. Esto puede variar de un año a otro, dependiendo de cómo haya "venido" el año. Si en el agostadero hay todavía pasto o bien hay reservas de heno, los ganaderos tratarán de alargar lo más posible la estancia, sobre todo cuando se trata de vecinos del municipio. En caso de que el año haya sido malo o haya llovido ya en las zonas de invernada, puede que inicien la bajada en el mes de noviembre, pero si las lluvias han sido escasas, tenderán a aplazarla.
Aquellos que poseen fincas en las zonas de invernada, realizan normalmente la bajada antes de que apremie el frío, ya entrado el invierno.
El ganado lanar y el caprino trashumante realizan esta bajada generalmente con anterioridad a la segunda quincena de noviembre, de forma que aprovechan un pasto más precoz, no asequible para el ganado vacuno.
La subida hacia los agostaderos se realiza en primavera, cuando las fincas en que el ganado ha pasado el invierno comienzan a agostarse. En esta época el pasto de los cordeles durante el viaje supone un aporte de alimento gratuito y, por tanto, un desahogo para la economía de los ganaderos. La época de bajada, que varía según haya sido más o menos lluviosa la otoñada, se realiza principalmente durante los meses de finales del otoño e invierno. Las malas condiciones meteorológicas y los efectos que ello provoca (mal estado del cordel, zonas encharcadas, desbordamiento de ríos) incita a los ganaderos en algunas ocasiones a realizar el traslado de las reses en camión. Para los dueños, el mayor coste económico que supone este medio de transporte, frente a la trashumancia a pie, puede verse compensado si se tiene en cuenta las incomodidades evitadas. Considerando que en está época las jornadas son más cortas, la duración del viaje se alargaría, repercutiendo en los gastos, a lo que se añade la falta de pasto en el cordel. Por todo ello, algunos de los ganaderos que optan por la subida del ganado a pie durante la primavera, realizan la bajada a los invernaderos en camión.
El uso de este tipo de transporte se incrementa según sea la distancia hasta las fincas arrendadas. En el caso del Puerto del Pico, un recorrido menor de ocho jornadas es realizado generalmente a pie, y a partir de nueve preferentemente en camión, si bien entre las siete y trece jornadas existe un pequeño grupo de ganaderos que optan por una modalidad u otra según incidan otros factores (climatológicos, o que se les haga tarde y decidan bajar en camión para no retrasar la llegada). Los primeros suelen ser rebaños pequeños que van a zonas próximas, siendo más fácilmente manejables en condiciones desfavorables (frío, cordel sin pasto ) que las vacadas grandes que se dirigen a pueblos de Badajoz. En el caso de estas últimas, hay que tener en cuenta que en la bajada el número de cabezas es algo menor que el censado (se han vendido los terneros); al estar más delgado el ganado, en más fácil de embarcar (en verano ha engordado y necesita más espacio en los camiones para no asfixiarse, lo que haría el transporte menos rentable).


En Tornavacas los itinerarios menores de cinco jornadas se realizan a pie. Cuando son mayores, aumenta el uso del camión, aunque éste no suple totalmente el movimiento a pie.
En Béjar el embarque de ganado vacuno se realiza al ciento por ciento para recorrer distancias de 13 jornadas (correspondiente a tres manadas), mientras que en trayectos menores la bajada se realiza trashumando a pie.

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