Raza bovina autóctona con origen en las zonas de montaña del centro de la Península Ibérica, de capa negra uniforme, excepto en la variedad bociblanca, y tamaño medio a grande. Destaca por su capacidad para aprovechar medios muy difíciles con buenos rendimientos productivos en dicho entorno, elevada fertilidad y cualidades maternas muy acusadas.
Es una raza muy longeva, destacada por una característica muy importante como es su funcionalidad para recorrer largas distancias, tanto para practicar la trashumancia como para aprovechar los pastos allí donde se encuentren.
Desde la antigüedad, ha sido reconocida la elevada calidad de su carne, actualmente amparada en la Unión Europea por la Indicación Geográfica Protegida Carne de Ávila. Basa su rentabilidad y eficacia en el equilibrio, entre la rusticidad para el aprovechamiento de pastos en medios difíciles, con el objetivo de tener un ternero por vaca y año, y unas buenas producciones carniceras en cuanto a calidad y rendimiento. Es por tanto una raza de aptitud cárnica para producciones de calidad en entornos difíciles, como son la mayor parte de las zonas de montaña y dehesas de la Península Ibérica.
De modo general se atribuye su ascendencia en el bovino negro del centro peninsular, donde las favorables condiciones evolutivas (aislamiento, tradiciones de cría, etc.) contribuyeron a la génesis del bovino negro castellano en el seno de su base ancestral, sin influencia e infusión de sangre de cualquier raza, en un proceso endogámico mantenido desde remotas épocas hasta nuestros días.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX se redujo el área geográfica del gran bovino negro ibérico a la Meseta Central, dando lugar al popular y generalizado apelativo agrupación Serrana, en base a su general y definitivo encuadramiento montañoso.
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