Y de
este modo, a lo largo de la primera quincena de noviembre comenzaba ese largo
itinerar, esa trashumancia que en torno a una semana y media y bajo una
estricta estructuración jerárquica de la “cabañera”, desembocaba en las tierras
preferidas y contratadas para esta destacada fase pastoril, la más larga de
todo e! ciclo. “Cabañera” y trasiego en el que por norma general iban siete u
ocho pastores, más “mayoral” y “repatán”. El “mayoral” era e! más antiguo y el
que más experiencia tenía (el de mayor cultura; que supiera hacer números), y
el encargado de decir dónde y qué se cenaba, de hacer «estremas» (hacer tiempo
para cenar o comer o para descansar un día), y de pagar los pasos. El “repatán”
era el ayudante del anterior. Así se sucedían los caminos, los montes, los
ríos,... los días, hasta que se llegaba al lugar de destino, debiendo
satisfacer los obligados ritos de paso e, igualmente, el de estancia en los
pastos de la “tierra baja”, descendiendo para ello por los ejes que solían
marcar los mesones. De esta forma, mientras la montaña se sumía en el letargo
invernal y quedaba despoblada de tiones, había que ir en busca de los últimos
resquicios de vida a Tierra Baja".
Trashumancia
que posibilitaba, asimismo, el intercambio cultural entre los lugares de contacto,
entre el llano y la montaña, llegando incluso a establecerse, una economía
agropecuaria o ganadera entre la gente de la tierra baja y de la montaña, de la
cual se beneficiaban mutuamente por medio de la trashumancia o éxodo de los
rebaños de ganado lanar, en el intercambio de los pastos..
Trajín
e itinerancia de un tugar a otro ya prácticamente desaparecido por efecto de
diversas causas, entre las que influyen considerablemente el cambio sufrido en
la ganadería de montaña, la moderna y extendida estabulación y los medios de
transporte utilizados por norma general en el traslado de! ganado, habiéndose
perdido, a! igual que el resto de las fases, el hito , quizás, más destacado
del ciclo pastoril , aquel que alejaba más tiempo fuera de casa a los pastores
y a las reses, aquel que mayor influencia y elementos aportaba en los lugares
que pasaba y que asimismo recibía de los mismos, aquel que mejor sintetiza y
caracteriza el mundo de lo pastoril y sus diversas, varias y ricas manifestaciones.
Trashumancia ya sólo conservada y revivida en algunos puntos pirenaicos, como
pueden ser los pastores del pueblo de Fanlo, quienes se acercan hasta los montes y paridera de Torrecilla de Valmadrid, en las
inmediaciones do Zaragoza.
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