Son
los meses en los que el pastor se situaba y vivía a una altura aproximada de
1.800 metros, altitud a partir de la cual se solían , y suelen, encontrar las
«mallatas» o majadas y en !a que restaban en el período estival buenos, frescos
y abundantes pastos para el rebaño. La vida durante esos meses era monótona y
habitual, desarrollando las mismas labores día tras día, como ya queda dicho
anteriormente al referir las tareas y los trabajos; dicha monotonía sólo se
veía alterada cuando aparecía alguna res muerta o enferma, en los casos de
tener que ahuyentar algún animal maligno para !a “cabañera” principalmente
lobos cuando aún existían, de cuya acción quedan abundantes topónimos y
testimonios , el momento prefijado , cada diez o quince días, para que subieran
los del “recao” a llevarle la comida para todo ese lapso de tiempo, o el
instante determinado ,en torno a veinte días o un mes, para dar la sal a los animales
a orillas de! río al cual descendían. Además, y por su relación constante con
el entorno natural, los pastores eran buenos conocedores del medio y del tiempo
(basándose para la predicción en la posición ,por ejemplo ,de la luna o en
otros aspectos que se divisen en. el cielo), desarrollando asimismo una
interesante y destacada artesanía elaborada en los muchos momentos libres que
tenían en este período a lo largo del día: para distraerse en sus ratos libres
o en aquellos en que no existe ninguna tarea, se suele ejecutar cañablas
laboreadas, cuya madera proporcionan diversos árboles . En ellas, como en otras piezas, cucharas,
cerilleros..., ejecutaban toda clase de dibujos, desde los geométricos,
estrellas, círculos, etc.… hasta representaciones animadas, pasando por los temas
florales o de temática varía. Distintos dibujos y motivos también localizables
en las marcas de propiedad realizadas a las reses en este momento de! año para
distinguirlas, las cuales responden en algunos casos a las mismas implicaciones
y significaciones que las localizables en la artesanía de la madera, si bien en
la actualidad ya no representan símbolos arcaicos y de difícil interpretación
en muchos casos, sino que consisten en la primera inicia! del amo.
Transcurrido
todo este tiempo, y llegando los últimos días de septiembre (para la «Sanmigalada»),
daba comienzo e! siguiente ciclo, caracterizado por ila preparación de los
distintos elementos y requerimientos necesarios para realizar la trashumancia,
para transcurrir los duros meses invernales en los ambientes más propicios del
valle del Ebro, en donde restan suficientes pastos y el invierno es mas
llevadero. Es el momento, por consiguiente, de contratación de los pastores
para Tierra Baja, lo cual por estas tierras de Pirineo se solía realizar en el
marco de las distintas ferias de ganado celebradas en diversos núcleos (Jaca,
Biescas, Barbastro, Huesca, etc.)
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