miércoles, 19 de marzo de 2014

Pastores, trashumancia y Pirineros - 4


Son los meses en los que el pastor se situaba y vivía a una altura aproximada de 1.800 metros, altitud a partir de la cual se solían , y suelen, encontrar las «mallatas» o majadas y en !a que restaban en el período estival buenos, frescos y abundantes pastos para el rebaño. La vida durante esos meses era monótona y habitual, desarrollando las mismas labores día tras día, como ya queda dicho anteriormente al referir las tareas y los trabajos; dicha monotonía sólo se veía alterada cuando aparecía alguna res muerta o enferma, en los casos de tener que ahuyentar algún animal maligno para !a “cabañera” principalmente lobos cuando aún existían, de cuya acción quedan abundantes topónimos y testimonios , el momento prefijado , cada diez o quince días, para que subieran los del “recao” a llevarle la comida para todo ese lapso de tiempo, o el instante determinado ,en torno a veinte días o un mes, para dar la sal a los animales a orillas de! río al cual descendían. Además, y por su relación constante con el entorno natural, los pastores eran buenos conocedores del medio y del tiempo (basándose para la predicción en la posición ,por ejemplo ,de la luna o en otros aspectos que se divisen en. el cielo), desarrollando asimismo una interesante y destacada artesanía elaborada en los muchos momentos libres que tenían en este período a lo largo del día: para distraerse en sus ratos libres o en aquellos en que no existe ninguna tarea, se suele ejecutar cañablas laboreadas, cuya madera proporcionan diversos árboles .   En ellas, como en otras piezas, cucharas, cerilleros..., ejecutaban toda clase de dibujos, desde los geométricos, estrellas, círculos, etc.… hasta representaciones animadas, pasando por los temas florales o de temática varía. Distintos dibujos y motivos también localizables en las marcas de propiedad realizadas a las reses en este momento de! año para distinguirlas, las cuales responden en algunos casos a las mismas implicaciones y significaciones que las localizables en la artesanía de la madera, si bien en la actualidad ya no representan símbolos arcaicos y de difícil interpretación en muchos casos, sino que consisten en la primera inicia! del amo.
Transcurrido todo este tiempo, y llegando los últimos días de septiembre (para la «Sanmigalada»), daba comienzo e! siguiente ciclo, caracterizado por ila preparación de los distintos elementos y requerimientos necesarios para realizar la trashumancia, para transcurrir los duros meses invernales en los ambientes más propicios del valle del Ebro, en donde restan suficientes pastos y el invierno es mas llevadero. Es el momento, por consiguiente, de contratación de los pastores para Tierra Baja, lo cual por estas tierras de Pirineo se solía realizar en el marco de las distintas ferias de ganado celebradas en diversos núcleos (Jaca, Biescas, Barbastro, Huesca, etc.)