Historia, actualidad y
futuro de una materia prima: la lana - 2
Cabaña Negrete o Campo Alanje
Contracción
de esta del Condado de Campo Alanje,
titulo mobiliario de su propietario y aquella
Formada por ejemplares blancos, de formato grande, un tanto desarmóniosos, con abundantes pliegues cutáneos, vellón extendido de lana fina y corta. Pastaba en invierno en el valle de la Serena y en verano se repartía entre las sierras del Sistema Central y León
Por la privilegiada posición política de Campo de Alanje, ya como embajador en Reino Unido, o bien como ministro de Negocios Extranjeros del rey José Bonaparte, tuvo toda clase de facilidades para la exportación de su ganado. Hay constancia del permiso para exportar 8.000 cabezas, que le valieron tres millones de reales concedidos por el citado monarca.
Se han dado distintas cifras para el efectivo de esta cabaña, pero la más frecuente se estima en 60.000 cabezas
Tuvo importancia decisiva en las primeras etapas de difusión de la raza fuera de nuestras fronteras y de ella deriva el célebre Merino Negreti Que constituyó el pilar fundamental del Merino australiano (desde Inglaterra de los años 80 en siglo XVIII del gobierno rey Jorge III)
Su cabaña de merinos había desaparecido. Fue objeto de persecución, por ingleses y franceses, no sólo como alimento de las tropas, sino también como objeto precioso por su interés económico y zoológico. Campo Alange consiguió vender en Francia ocho mil cabezas, poniendo el producto de la venta a disposición del Gobierno, cobrándose con “bienes nacionales” que le fueron después incautados. Las guerrillas consideraron la cabaña de Campo Alange objetivo militar, y ya en el verano de 1809 se apoderaron de unas doce mil cabezas, que condujeron hacia Cádiz. En un boletín, fechado el 13 de diciembre de 1808 e incluido en las Memorias de Napoleón, se puede leer: “Les biens [...] de Campo d’Alange, respectable par ses vertus, par son nom et par sa fortune, propiétaire de soixante mille mérinos et de trois millions de revenus, sont devenus la proie de ces frénétiques”. La Junta Suprema regaló una partida de casi cuatro mil al rey de Inglaterra, otra parte la vendió, y el resto la permutó por mosquetes al aventurero Cochrane-Johnstone, quien a su vez la vendió en distintas partidas que fueron embarcadas a Inglaterra y a Estados Unidos. En 1811 ya había perdido la cabaña, salvo una partida, “que recobré posteriormente”, dice en su testamento, probablemente la última, que vendió al general Belliard y que debió de cobrar en París, pues la documentación aparece en el inventario hecho allí tras su fallecimiento. Su cabaña, conocida internacionalmente, por deformación ortográfica, como “Negretti”, sirvió para extender por todo el mundo, junto con otras cabañas célebres, la raza merina. Sus descendientes reclamaron durante cuarenta años la indemnización por las 60.504 cabezas que el Gobierno secuestró en 1809 de la cabaña vinculada al mayorazgo, documentando más de diecinueve mil cabezas incautadas indebidamente y alegando que salvo las partidas recuperadas o vendidas, el resto se consumió por los ejércitos. El fallo denegatorio de 1850 se fundó en el curioso argumento de que sólo se podía reclamar algo que, habiendo sido secuestrado, aún existiera (condición imposible para un ganado desaparecido cuarenta años antes).
Cabaña del Paular.
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Era
propiedad de la Cartuja se Santa María del Paular, enclavada en la Sierra de
Guadarrama, dentro del término municipal de Rascafrias, que es la tierra de
agostaderos de merinos trashumantes.
Disponía de la variedad merina más grande y robusta de España. De
proporciones armoniosas, dorso recto y costillares arqueados, puede considerarse como antepasado de las estirpes carniceras. De lana más larga que la media de la raza, no tan fina pero
bastante densa ; tenía una especie de melena larga , se puede leer en la Gaceta
de Madrid de 1846. A la cabaña del Paular,
de la que procede el Merino de Vermont, atribuyen los americanos la coloración
roja de orejas, partes distales de las extremidades y ocasionalmente del cuello
de sus descendientes.
Según del Plan de pilas contaba con 34.000 cabezas.
De lo indicado anteriormente se
puede deducir que tuvo particular intervención en la génesis de los merinos
precoces y similares. Merino de gran calidad llega a Inglaterra 1808 a través
de la Guerra de la Independencia. Obsequio de la Junta suprema del Principado
de Asturias se trata de 2.163 reproductores confiscadas
por Manuel Godoy El desmoronamiento de la Cabaña del Paular termina cuando la Junta Suprema de Extremadura
decide vender en 1810 al coronel de
armada británica John Downie para proseguir la lucha contra los franceses De ella procede el Vermont americano
Cabaña del Infantado
Propiedad del duque del mismo
nombre. También llamada Buitragueña por aprovechar de verano los pastor de la localidad madrileña de Buitrago, en las
estribaciones de la Sierra de Guadarrama
mientras que en invierno
radicaban en el Valle de Alcudia ya en fincas propias o arrendadas a la
corona.
Por el tipo, entre merino era intermedio entre el del Paular, vecino de pastoreo en el
verano, y el Negrete, como tamaño del primero y la lana del segundo.
Por el Plan de Pilas, contaba con
unas 60.000 cabezas y reportaban unos ingresos medio anuales de 365.000 reales.
Intervino intensamente en la formación de los merinos americanos de Estados Unidos.
Fotos: Santiago Bayon Vera
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