viernes, 28 de octubre de 2022

 

Historia, actualidad y futuro de una materia prima: la lana - 2 

 Cabaña Negrete o Campo Alanje 

             Contracción de esta del Condado de Campo  Alanje, titulo mobiliario de su propietario y aquelladerivada de su apellido (Manuel Negrete  y de la Torre), si bien, adaptada  a la dicción extranjera, ha sido difundida como negreti. Totalmente errónea la denominación de negritos amparada en la etimología anterior y que la fantasía hizo suponer que estaba integrada por animales  de color negro y de gran tamaño.

            Formada por ejemplares blancos, de formato grande, un tanto desarmóniosos, con abundantes pliegues cutáneos, vellón extendido de lana fina y corta. Pastaba en invierno en el valle de la Serena y en verano se repartía entre las sierras  del Sistema Central y León

            Por la privilegiada posición política  de Campo de Alanje, ya como embajador en Reino Unido, o bien como ministro de Negocios Extranjeros del rey José Bonaparte, tuvo toda clase de facilidades  para la exportación de su ganado. Hay constancia del permiso para exportar 8.000 cabezas, que le valieron tres millones de reales concedidos por el citado monarca.

               Se han dado distintas cifras para el efectivo de esta cabaña, pero la más frecuente se estima en 60.000 cabezas

             Tuvo importancia decisiva en las primeras etapas de difusión de la raza  fuera de nuestras fronteras y de ella deriva el célebre Merino Negreti Que constituyó el pilar fundamental  del Merino australiano (desde Inglaterra  de los años 80 en siglo XVIII del gobierno rey Jorge III)

               Su cabaña de merinos había desaparecido. Fue objeto de persecución, por ingleses y franceses, no sólo como alimento de las tropas, sino también como objeto precioso por su interés económico y zoológico. Campo Alange consiguió vender en Francia ocho mil cabezas, poniendo el producto de la venta a disposición del Gobierno, cobrándose con “bienes nacionales” que le fueron después incautados. Las guerrillas consideraron la cabaña de Campo Alange objetivo militar, y ya en el verano de 1809 se apoderaron de unas doce mil cabezas, que condujeron hacia Cádiz. En un boletín, fechado el 13 de diciembre de 1808 e incluido en las Memorias de Napoleón, se puede leer: “Les biens [...] de Campo d’Alange, respectable par ses vertus, par son nom et par sa fortune, propiétaire de soixante mille mérinos et de trois millions de revenus, sont devenus la proie de ces frénétiques”. La Junta Suprema regaló una partida de casi cuatro mil al rey de Inglaterra, otra parte la vendió, y el resto la permutó por mosquetes al aventurero Cochrane-Johnstone, quien a su vez la vendió en distintas partidas que fueron embarcadas a Inglaterra y a Estados Unidos. En 1811 ya había perdido la cabaña, salvo una partida, “que recobré posteriormente”, dice en su testamento, probablemente la última, que vendió al general Belliard y que debió de cobrar en París, pues la documentación aparece en el inventario hecho allí tras su fallecimiento. Su cabaña, conocida internacionalmente, por deformación ortográfica, como “Negretti”, sirvió para extender por todo el mundo, junto con otras cabañas célebres, la raza merina. Sus descendientes reclamaron durante cuarenta años la indemnización por las 60.504 cabezas que el Gobierno secuestró en 1809 de la cabaña vinculada al mayorazgo, documentando más de diecinueve mil cabezas incautadas indebidamente y alegando que salvo las partidas recuperadas o vendidas, el resto se consumió por los ejércitos. El fallo denegatorio de 1850 se fundó en el curioso argumento de que sólo se podía reclamar algo que, habiendo sido secuestrado, aún existiera (condición imposible para un ganado desaparecido cuarenta años antes).

 Cabaña del Paular.

        Era propiedad de la Cartuja se Santa María del Paular, enclavada en la Sierra de Guadarrama, dentro del término municipal de Rascafrias, que es la tierra de agostaderos de merinos trashumantes.

            Disponía de la variedad merina  más grande y robusta de España. De proporciones armoniosas, dorso recto y costillares arqueados, puede  considerarse como antepasado  de las estirpes carniceras. De lana más larga  que la media de la raza, no tan fina pero bastante densa ; tenía una especie de melena larga , se puede leer en la Gaceta de Madrid  de 1846. A la cabaña del Paular, de la que procede el Merino de Vermont, atribuyen los americanos la coloración roja de orejas, partes distales de las extremidades y ocasionalmente del cuello de sus descendientes.

             Según del Plan de pilas  contaba con 34.000 cabezas.

            De lo indicado anteriormente  se puede deducir que tuvo particular intervención en la génesis de los merinos precoces y similares. Merino de gran calidad llega a Inglaterra 1808 a través de la Guerra de la Independencia. Obsequio de la Junta suprema del Principado de Asturias  se trata de 2.163 reproductores confiscadas por Manuel Godoy El desmoronamiento de la Cabaña del Paular  termina cuando la Junta Suprema de Extremadura decide vender en 1810  al coronel de armada británica John Downie para proseguir la lucha contra los franceses  De ella procede el Vermont americano

Cabaña del Infantado 

            Propiedad del duque del mismo nombre. También llamada Buitragueña por aprovechar de verano los pastor  de la localidad madrileña de Buitrago, en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama  mientras que en invierno  radicaban en el Valle de Alcudia ya en fincas propias o arrendadas a la corona.

            Por el tipo, entre merino  era intermedio  entre el del Paular, vecino de pastoreo en el verano, y el Negrete, como tamaño del primero y la lana del segundo.

            Por el Plan de Pilas, contaba con unas 60.000 cabezas y reportaban unos ingresos  medio anuales de 365.000 reales.

            Intervino intensamente  en la formación de los merinos americanos de Estados Unidos.

Fotos: Santiago Bayon Vera 




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