Foto: Revilla de la Cañada (Avila) (Santiago Bayon Vera)
Coincidencia de cañadas y cursos fluviales
Coincidencia de cañadas y cursos fluviales
Las vías pecuarias iníciales y las que
después ordenó la Mesta, muy probablemente coincidentes con aquéllas, según
hemos dicho, buscaron los cruces montañosos y fluviales más fáciles. Pero,
traspuestos unos y otros, también siguieron caminos naturales en lo posible.
Los citan por doquier las mismas descripciones decimonónicas de las que nos
estamos sirviendo. En el término abulense de Higuera de las Dueñas, la cañada
Leonesa baja un trecho «arroyo abajo del Parrón»; en el pacense de Castuera,
«continúa subiendo por el río Guadalefra»; en el de Berlanga, de la misma
provincia de Badajoz, «prosigue por el arroyo, dejándole en medio de la Cañada,
por ir ésta por partes, es decir, mitad por un lado y mitad por otro», y más
adelante, en Fuente del Arco, discurre cierto trecho «todo un arroyo abajo». A
la vez, una de las derivaciones «sigue el río por la izquierda de la cañada»
antes de llegar ésta a Quero. El ramal que va desde Medellín hasta Fuente de
Cantos, en Extremadura, lo hace «arroyo arriba de Botocillo» en Usage, y
continúa «por la ribera o margen izquierda del río Ardilla», en Fuente de
Cantos.
De igual manera, la Soriana asciende «por la
orilla del río Guajaraz» en Argés y «arroyo arriba» en Layos. Y el ramal que se
dirige desde Villacañas al valle de Alcudia, lo hace en Consuegra «siguiendo un
arroyo arriba». El ramal de la Soriana que se incorpora a la de Cuenca realiza
este enlace donde el río Jabalón «linda por la izquierda con la cañada», cuyo
itinerario discurre por «la vega abajo» en Quero, en Herencia y en Almagro. Y.
tras trasponer Sierra Morena esa misma vía pecuaria, uno de sus ramales se
trazó en Torrecampo por las márgenes del río Guadalmez y, más adelante, «orilla
del arroyo Pereza, que corre por la izquierda, y se sigue hacia abajo». Son
ejemplos que podemos completar con el relativo a la zona de Hornachuelos, donde
la cañada tenía entonces su continuación por la orilla derecha del arroyo
Guadal vacarejo y, pasada la confluencia con el Bembézar, que es su colector,
«sube por la orilla de éste, que corre a la izquierda». En definitiva, al
iniciarse la segunda mitad del siglo XIX, según la misma descripción que tanto estamos
utilizando, tales vías tenían muchos de sus trechos sobre valles o riberas de
ríos e incluso por el mismo cauce fluvial, por los abundantes arroyos o riveras
de aguas discontinuas.
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