miércoles, 1 de diciembre de 2010

Caminos Silenciosos - Historia de la Trashumancia - 6












Para comprender correctamente el funcionamiento de la Mesta es preciso hacer una referencia a sus relaciones administrativas con la Comarca y con la sociedad, relaciones que estaban a cargo de los Entregadores.
A diferencia de los funcionarios mencionados, los entregadores no eran, al menos en un principio, funcionarios de la Mesta, sino funcionarios de la Corona.
Su aparición parece que se remonta a los primeros años del reinado de Alfonso X, el Sabio, y que precedió en unos pocos años a la fundación de la Mesta.
El Entregador tenía como función principal la administración de justicia en los asuntos relacionados con el pastoreo; pero no dependía del gremio de ganaderos, sino directamente del Soberano, de manera que su carácter de protector de los intereses de la Mesta le venía de la coincidencia de estos intereses con los intereses de la Corona.

Se ocupaban de la conservación de las Cañadas, abrevaderos, y descansaderos en buen estado, de revisar y restringir los abusos de los agricultores y campesinos en los pastos públicos, bosques y terrenos libres, y de la protección de los pastores con la violencia e injusticia de los funcionarios locales, campesinos, salteadores de caminos, etc.
La figura del Entregador pasa por dos periodos en los que tuvo una importancia y situaciones diferentes. Desde el comienzo de su existencia hasta el año 1.568 el Entregador era un funcionario de la Corona, como se ha dicho y a partir de aquí paso a ser funcionario de la Mesta.














A lo largo del primer periodo fue ganando prestigio hasta cristalizar en un cuerpo nacional bajo la vigilancia de
la Corona. Existía un Entregador Mayor y varios subordinados. En el año 1.500 su número era de 6, si bien su número era reducido, eran acompañados en sus viajes por numerosos alguaciles, escribanos, notarios, y además personajes, por lo que estas administraciones de justicia abundantes constituían un enorme cortejo
Además estos acompañantes solían caracterizarse por un proceder mezquino y déspota, por lo que no gozaban de ninguna simpatía entre los ciudadanos.
Al mismo tiempo los Entregadores tenían también encentra a las Cortes y a las dos Chancillerías o Tribunales supremos de Valladolid y Granada, que atendían en alzada los litigios de los Entregadores con los ciudadanos y ciudades.
En 1.568 el cuerpo de Entregadores se integró en La Mesta, y la mayor parte de las multas que estos imponían ingresaban en la tesorería de la organización. A partir de este momento, la Mesta fue el banco de los ataques de sus antiguos enemigos, los propietarios de tierras y los ganaderos existentes
A lo largo del S.XVIl la oposición general a los Entregadores fue creciendo y continuaron los ataques de las Chancillerías contra ellos. Cada año se promulgaban una serie de decisiones restringiendo las actividades de estos magistrados, ya en pleno descrédito, y que únicamente contaban con el apoyo de la Corona y del Consejo Real.

En el S.XVIII la labor efectiva de las Chacinerías contra la Mesta y sus magistrados continúo cruelmente y si-estas tuvieron en la primera mitad del siglo momentos de resurgimiento, en la segunda mitad, con la subida al trono de Carlos III, en 1.759 comenzó el final de su historia. El cargo fue abolido por el Decreto del 28 de agosto de 1.796, y sus derechos y obligaciones fueron distribuidos entre diversos funcionarios

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