viernes, 26 de noviembre de 2010

Caminos Silenciosos- Medio Ambiente - 4




La primera acotación que cabe plantear en este apartado es la constatación de que esta­mos analizando más una posibilidad potencial que una situación vigente y satisfactoria en su actual estado. La red de cañadas representa, en nuestra opinión, más un patrimonio con grandes posibilidades de ser gestionado para la conservación de la naturaleza, que una estructura que en la actualidad tenga una repercusión claramente positiva en esta política. Su importancia será diferente en los distintos territorios y tipos de paisaje, dependiendo de la densidad de la red y de la problemática concreta de conservación que tenga planteada.

Así, en las llanuras con un paisaje uniforme dominado por cultivos cerealistas, las cañadas ayudan a mantener hábitats diversos, cuya importancia comentaremos en los apartados siguientes.




En las montañas mediterráneas, la importancia de las vías pecuarias se ve disminuida por el hecho de estar inmersas en el variado mosaico que forman los distintos componentes del paisaje en estas zonas. Al contrario de lo que sucede en las llanuras, con un número reducido de tipos de hábitats o componentes territoriales, las zonas de montaña mediterránea, en especial las de la vertiente levantina, presentan un mosaico de “grano fino”, con variedad de teselas formadas por cultivos, olivares, viñas, terrazas, muretes de piedra, bosques, pastos y zonas de matorral, entre otros. Las vías pecuarias confundidas en este conjunto en el que abundan ribazos y resto de vegetación natural, ven reducido su papel como soporte de diversidad bio­lógica y, en consecuencia, es también menor su contribución a la conservación de especies.

Al contrario de lo que en principio podría parecer esperable, el papel de vías pecuarias en las zonas de montaña del norte - Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Pirineo -, donde se localizan principalmente los pastos de verano utilizados por la trashumancia de largo recorrido, queda limitado al de facilitar el acceso a los puertos. Presentan en general escasa anchura y una distribución longitudinal a lo largo de las últimas subdivisiones de los valles. En estas montañas, las cañadas destacan más por la dificultad de su recorrido y su importancia en el paisaje, que por la superficie que ocupan. Una situación intermedia estaría representada por lo que ocurre en el Sistema Central, donde las vías pecuarias no sólo acceden a los pastos, sino que también, en el caso de las Cañadas Reales, atraviesan la Cordillera o adjuntan su trazado en paralelo a la alineación de montañas.




La gran red de vías pecuarias española constituye un extenso y diverso entramado, fruto de muchos siglos de interacción del hombre y su ganado con el entorno. Se trata, sin lugar a dudas, de un valioso patrimonio. Como veremos a continuación, la amplia gama de valores intrínsecos y potenciales con que cuenta la red de vías pecuarias, hace que su recuperación y conservación sean objetivos de obligado cumplimiento.

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