LA
FUENTE INSPIRADORA DE LA TRASHUMANCIA
Al llegar a este punto procede
intercalar en nuestra exposición un amplio paréntesis dedicado al posible
origen de la trashumancia y del trazado de los caminos por la que se practicó.
Para ello, trataremos de discurrir lógicamente y sin abandonar la mano de
historiadores y arqueólogos.
Ha quedado demostrado que la
ganadería fue importante en gran parte de la península en tiempos romanos y en
los precedentes inmediatos. El historiador J. M. Blázquez dice que «La riqueza en ganado de la Celtiberia queda
bien patente en el hecho de que las téselas de hospitalidad frecuentemente
tienen la forma de animales; en forma de toro en Monreal de Ariza,
probablemente la antigua Arcóbriga, la de Huete con el nombre de Segobriga, la
de Sasamón (quizá caballo), y en los Fosos de Bayona». El concepto de «téselas
de hospitalidad» ya implica, por sí mismo, relación entre personajes,
tribus o pueblos distanciados, ya que se hacían dos, labradas con similar
figura, para que permanecieran en manos de ambos interlocutores como señal de
mutua amistad. Y más adelante, el mismo historiador insiste en que «las representaciones de fíbulas zoomorfas
(toros, caballos, jabalíes, jinetes, etc.) tan generalizadas» vienen a
corroborar esa riqueza pecuaria de la Meseta. En otra publicación ha escrito
también que «En la Lusitania y Celtiberia
los ganados constituían la base de la vida; eran, pues, pueblos pastores
primordialmente, como se desprende de las palabras puestas por Tito Livio (XXI,
43, 8-9) en boca de Aníbal al arengar a las tropas lusitanas y celtíberas ...
El comercio de los esquilmos del ganado constituía una gran fuente de riqueza
en toda España, pues en algunos pueblos, como en el Norte, "las pieles las
cambian con mercaderes por vasos, sal y objetos de bronce" (Estrabón, III,
175). Otros, pobres como los numantinos, pagaban el tributo a los romanos en
pieles de bueyes y en caballos». Y añade a todo ello que en Lusitania, «la ganadería permaneció pujante en época
romana; así, los cerdos (Varrón, Rerum Rust., 2, 4, 11), cabras, ovejas y
toros, animales todos mencionados, con sus valores res-pectivos, por Polibio
(Afhen. Deipn., 330)».
Foto : Santiago Bayon Vera
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