El
pastoreo, o la práctica de la ganadería, han ido unidos muy estrechamente al
desarrollo del hombre desde sus primeras etapas, desde los primeros estadios de
su evolución. A partir de esos primeros
instantes, se fue generalizando este fenómeno que, con e! paso del tiempo
y con la adquisición de experiencias,
posibilitó el asentamiento y desarrollo de una serie de pautas y de formas
necesarias para su realización, influyendo asimismo su práctica y sus ciclos en
el común itinerar de la vida de los pueblos, en cada una de las manifestaciones
llevadas a cabo diaria y cotidianamente por el resto de los pobladores ,véanse,
a este respecto, la acomodación de la agricultura o la celebración de las
fiestas.
Como
en cualquier área montañosa, en el Pirineo se basaba , o se centraba, la vida y la obtención de los necesarios y
diarios recursos económicos en la ganadería, en el pastoreo y en su continuo
trajín en busca de unas tierras y de unos pastos para la «cabaña» o rebaño.
Todo estaba en función de su realización y de sus fases o etapas más
importantes, desarrollándose el resto de las actividades -domésticas,
agrícolas, festivas, dependiendo de las
distintas fases que conllevaba el pastoreo, invierno/verano,
trashumancia/estancia alpina; otoño y primavera, en tos alrededores del lugar
o, como ellos mismos decían, por los «bajantes»-. Todo un mundo adecuado a unas
necesidades, y a la continuación de la vida tras la obtención de los escasos e
invariados productos ofrecidos por el medio natural, que se sentía y del que se
oía hablar desde el mismo momento de nacimiento de los herederos, desde los
primeros instantes de la infancia, constituyendo asimismo un a modo de rito
iniciatico para aquellos más pequeños que, con el transcurso del tiempo, y no
tardando mucho, ya que se empezaba a marchar con la «cabañera» apenas pasados los
primeros diez años, serán los encargados de seguir llevando a cabo este
peculiar y característico faenar, serán los protagonistas de conservar,
perpetuar y transmitir la esencia y el ser del pastoreo como actividad, y del
pastor como persona y oficio.
Foto: Santiago Bayon Vera
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