viernes, 26 de noviembre de 2010

Caminos Silenciosos - Alternativas 2

El paso del hecho patrimonial a que este constituya un recurso es el paso de la cultura a la economía y para muchos son dos aspectos que no deben mezclarse. La opinión más obvia; aquella que surge de la aplicación de la antropología al desarrollo de los pueblos y en este caso a medio rural, es que el patrimonio cultural pude y debe constituirse en recurso económico, respetando todos los valores culturales y preservando su integridad.

La tradicional visión de que el medio rural se encuadra dentro del sector primario, en que este espacio se basa en actividades agropecuarias y forestales, se ha transformado en la actualidad cuando vemos nuestros pueblos ocupados por segundas residencias, visitados por turistas y añorado por los habitantes de las ciudades.


El medio rural y sus valores son en sí un recurso que hábilmente utilizado puede ser tan provechoso, como la cosecha de la remolacha o la venta de terrenos. Pero parece que la virtud es la de compaginar el sector primario con el de servicios (rentas complementarias) y obtener un pueblo que viva de la tierra, respetándola en todos sus aspectos y aprovechando recursos que anteriormente sólo se consideraban valores culturales.

En el espacio rural encontramos recursos medioambientales, basados en el clima, paisaje, la vegetación, la fauna, en definitiva el entorno. Y otro tipo patrimonial, transformado por el hombre a lo largo de su actividad. Ambos bien administrados pueden constituir recursos y proporcionar beneficios a la sociedad. Las vías pecuarias son un conjunto de recursos medioambientales y patrimoniales, ya que en ellas, se unen la naturaleza y la cultura.

El recurso es por tanto la visión economicista de patrimonio, pero a este aspecto económico se le ha de añadir la visión social, que el recurso ha de respetar para que no se produzcan los deterioros que se están observando en otros conjuntos patrimoniales.

Dentro de una interpretación antropológica, se pretende dar una visión social del recurso y no solamente económica, hecho que ocurre al hablar del recurso turístico. Teniendo en cuenta y siendo conscientes de que el interés por “lo natural, lo rural y lo tradicional” es una moda que ha calado fuertemente en nuestro país, de debe aprovechar este hecho para de una forma ordenada, ofrecer la entidad cultural de cada zona como un recurso, en definitiva y aunque suene muy fuerte, vender la identidad como un recurso, como otros venden playas, monasterios o museos. La cultura tradicional es por tanto un recurso que debe comercializarse, pero antes debe estudiarse y ofrecerse con dignidad.

En el caso de las vías pecuarias estamos ofreciendo un recurso que tiene en su base el hecho de que son de uso público, son “algo de todos” (Artículo 2. De la Ley 3/1995 de Vías Pecuarias “Las vías pecuarias son bienes de domino público de las Comunidades Autónomas y, en consecuencia, inalienables, imprescriptibles e inembargables”) y por tanto entre todos debemos conservarlas y también disfrutarlas.

Cualquier recurso, lo es en la medida que se comercializa, es decir que se publica, y que produce beneficios y no debemos avergonzarnos de obtener rentas de vender nuestros valores culturales. Pero esta promoción debe de estar dentro de un programa y se deben cualificar los beneficios y los riesgos que esta apuesta entraña.
Somos conscientes que el turismo rural aporta muy escasos beneficios, pero es un complemento a las reducidas economías de nuestras sierras. Si la comercialización de un producto turístico basado en las vías pecuarias incrementa las rentas, es el éxito final de un gran trabajo etnográfico, sociológico y económico que se inicia en las primeras encuestas.

El considerar la entidad y sus valores como recurso, en un reto muy complicado que precisa de unos estudios previos y de un programa completo e integral. Es cierto que proporciona beneficios económicos, de promoción regional, de reconocimiento social y de diversificación económica así como de la valoración de hecho patrimonial.

Pero todo esto se ha de valorar ante los posibles riesgos que pueden surgir, teniendo en cuenta que debe de existir siempre la prioridad ganadera en el caso de nuestras vías pecuarias.

La masificación, el posible deterioro ambiental y la aculturación son aspectos negativos que surgen de la errónea comercialización del recurso. No obstante existen usos respetuosos de las vías pecuarias, tomándolas en su conjunto como caminos, márgenes y hechos culturales. Alrededor de esta trilogía pueden surgir diversas ofertas que pondrán en valor todos los recursos de forma integral.
Una vez realizados todos los estudios y valorando la oferta y la demanda, se debe iniciar la promoción, como se hace con cualquier producto turístico.
Teniendo en cuenta las características especiales de las vías pecuarias precisan de una divulgación especial, partiendo de la señalización, y el equipamiento, como se hace con cualquier camino. Existen ya experiencias de este tipo en España como la Cañada Real de los Roncaleses en Navarra, o la Cañada de la Plata en Extremadura, o el Camino Real del Puerto de la Mesa, o la Cañada Real Galiana en Madrid.
El hecho es que estos caminos pastoriles atraviesan varias provincias y comunidades autónomas obliga a preparar una señalización única para todo el recorrido, no como en la actualidad que cada comunidad ha diseñado una señal para la vía pecuaria diferente a la vecina, con lo que los pastores deben estudiarse los cuadernos de identidad corporativa de cada zona.  El camino da identidad al recorrido y debe tener una sola imagen. Además se deben ofrecer las topoguías como las que utilizan los senderistas, pero a las que se le han de añadir todos los valores naturales, patrimoniales y culturales de los márgenes del itinerario.

Es imprescindible la preparación de personas que conociendo el recurso y los valores culturales de los pueblos ribereños, sirvan de guías acompañantes de los visitantes y les inculquen a la vez el interés por el producto y su respeto. Aprovechando y haciendo coincidir los recorridos con fechas y actividades de los pueblos de la zona se puede dar vida a esas localidades. Esta oferta se puede realizar  a través de empresas de servicios en las que pueden participar  también los ganaderos, ya que es un importante recurso el organizar excursiones  acompañando a los pastores trashumantes y trasterminantes  en su recorrido estacionales, como ya he hecho, en Ávila, La Rioja, Navarra, Castilla la Mancha. Perder la prioridad ganadera de las vías pecuarias sería un grave error lo mismo que no implicar a los ganaderos en estos proyectos.

En la actualidad la participación de los ganaderos en actividades no pecuarias alrededor de las vías pecuarias es muy reducida, pero con una campaña de información se podría conseguir su participación. Además de deben preparar alternativas para el momento el que los precios del ganado vuelvan a caer, ya que la desaparición de las “primas de compensación de rentas” de la política agraria común, PAC, puede que disminuya la rentabilidad de la actividad ganadera. Para esa fecha se deben preparar alternativas que se inicien en la actualidad y que estén consolidadas en el futuro
Hay que destacar que actualmente en España estos productos o paquetes turísticos no convencionales de turismo rural no cuenta aún con un mercado definido y estable. Existe efectivamente un mercado pero está muy disperso y resulta difícilmente accesible. Hay que realizar por tanto esfuerzos de promoción mucho mayores y los resultados económicos favorables también hay que planteárselos a un mayor plazo, debido a que el mercado tardará en “entender” este nuevo tipo de turismo y en responder adecuadamente a él.

Otra faceta negativa es que la creación y puesta en marcha requieren una inversión muy superior a cualquier producto convencional debido a su mayor complicación estructural y por desarrollarse en áreas sin infraestructuras turísticas y con muy poco o ninguna tradición turística, ni comercial,  lo que dificulta  y alarga sensiblemente las negociaciones para acordar, por ejemplo la contratación de una cama a un precio determinado, un tipo de comida y su precio, etc. y en general para conseguir una condiciones  técnicas y económicas  satisfactorias para ambas partes. En muchos casas la ausencia absoluta de infraestructura de alojamientos obliga a entablar largas negociaciones con los vecinos del pueblo para la contratación de camas privadas e incluso cenas o desayunos en casas particulares para los clientes o visitantes. En otros casos el acondicionamiento de las casas en edificios de arquitectura popular singular resulta más caro que la creación de oferta de una nueva construcción.

Se ha de buscar un sistema de comercialización adecuado al producto que se desea ofertar. Aquí es donde debe radicar la diferencia con una oferta “sol playa”. De confeccionar un producto adecuado y ofertarlo y publicitario de forma adecuada surgirá una comercialización correcta y dirigida al público que los gestores deseen, tanto en cantidad como en calidad.

Es lógico ofrecer las vías pecuarias como producto turístico. Se puede observar que los paquetes turísticos que ofertan un producto completo por encima de las fronteras  regionales o nacionales  están respondiendo positivamente, por ejemplo el Pirineo Navarro que no se reduce a un solo país, ya que atraviesa de un lado a otro las cadenas montañosas, ofreciéndose como un producto único.
Hemos de comprender que un “cliente” holandés, inglés o francés no distingue entre Soria, León o Burgos, y su interés se centra en el conjunto. Por esta razón la oferta se debe repartir entre varios municipios a lo largo del camino.
La variedad también se da en las actividades ha de entenderse que hay un público para todas ellas. El senderismo, lo recorrido a caballo, las bicicletas, los itinerarios en carro o diligencias. El interés se puede centrar en la temática cultural, sendas ecológicas, aulas de la naturaleza, acompañamiento a los rebaños y otras muchas actividades a lo largo de miles de kilómetros (125.000 kilómetros tienen las vías pecuarias en nuestro país) que atraviesa toda la Península Ibérica, ya que se debería incluir las rutas portuguesas de la trashumancia y salir de la Península por las de Francia
A la vez que se organiza la comercialización de ese producto basado en la trashumancia, se ha de controlar el crecimiento de la demanda, para evitar los problemas que están padeciendo zonas en las que  el turismo esta deteriorando en entorno, sobre todo en zonas sensibles como pueden ser los parques naturales o espacios protegidos
   Los elementos que ofrecen en general las comarcas rurales – naturales poco actuadas del interior relacionados con las vías pecuarias, transformarles en recursos – recreativos y deportivos, destacan en una primera aproximación los siguientes:
·         Cultura pastoril tradicional.
·         Espacios y paisajes rural natural y poco actuado muy favorable como soporte de cualquier actividad recreativa o deportiva al aire libre, rutas a caballo, marchas a pie, circuitos en bicicletas, etc.
·         Paisaje forestal.
·         Arquitectura popular de interés. Interesante configuración del hábitat familiar.
·         Conjuntos arquitectónicos de gran singularidad.
·         Otros recursos de interés relacionados con la vida ganadera: abrevaderos, ventas, lavaderos de lanas, esquileos, sudaderos, chozos, mojones, embarcaderos, posadas, casas de juntas, etc.
·         Ríos y curso de agua.
·         Caza y pesca.
·         Elementos folclóricos pastoriles (fiestas, canciones), tradiciones (leyendas).
·         Gastronomía, cocina tradicional y natural.
·         Silencio y tranquilidad general. Ritmo de vida relajado y distendido.
·         Facilidad de acceso sin soportar atascos y problemas de tráfico.

Los valores culturales de la actividad pastoril precisan de un concienzudo estudio y de su aplicación a todas las áreas de la trashumancia en España a través de estudios comparativos.

Las vías pecuarias como red de unión de las áreas de la trashumancia son el elemento de enlace de esa cultura que a priori parece poseer  carácter homogéneo. Estos valores culturales nos permiten estimar que las vías pecuarias como conjunto son un patrimonio cultural importante  dentro de nuestro entorno sin llegar a la clasificación de “Patrimonio de la Humanidad”, pero si consideramos que bien podría constituir “patrimonio europeo”  en cuanto que son representativas  de una cultura mediterránea y el modelo español fue transportado  a Italia, como legislación y normativa. El hecho de encontrar la actividad trashumante en Portugal, Francia, Italia, Rumania, Grecia, Yugoslavia y España, puede animar a declarar esta extensa red  como  “patrimonio europeo”.

Este conjunto viario tiene una posibilidad turística importante, por lo que pude ser un recurso para las zonas por las que atraviesan y completar la economía de ese medio rural.

El hecho de preparar un producto turístico para su comercialización precisa de un trabajo previo muy importante en el que deben participar profesionales de muchas materias.

Los etnógrafos como estudiosos de la cultura tradicional deben iniciar el trabajo y acompañar en la redacción del proyecto para introducir siempre el aspecto social que puede ofertarse a la hora de ofertar y un producto turístico. De esta forma el patrimonio que la sociedad hereda, se le oferta de forma rentable pero respetuosa.








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