Apuntes sobre la ganadería
medieval en la Península Ibérica – 1
La ganadería en la Península
Ibérica en la Edad Media presenta una incontestable originalidad, ya que no
está relacionada de manera exclusiva con los cultivos, como ocurría en la mayor
parte de Europa, sino que pudo disociarse de ellos para adoptar un carácter
especulativo, tanto con la práctica de la trashumancia, desarrollada en medio
de una sociedad guerrera de caballeros, encargados de vigilar a los hombres y a
los rebaños, cuanto con la de una ganadería local, más importante de lo que se
había sospechado durante mucho tiempo. Fue así como la Península se
transformó la en la baja Edad Media en
una gran potencia de especulación pastoril. Esta originalidad no había sido apreciada
en su justa medida por los historiadores seducidos por la leyenda negra de la
Mesta, muchas de cuyas afirmaciones deben ser revisadas. Hasta hace poco esta
revisión era imposible porque las propias agrupaciones de los ganaderos trashumantes
se negaban a abrir sus archivos a los investigadores. Sin embargo, su apertura
en los últimos años permite presentarnos una visión renovada del papel y el
desarrollo de la ganadería en los distintos reinos, con sus semejanzas y sus
diferencias, hay que señalar que se intenta ofrecer una visión que toma en cuenta
el conjunto de los estados peninsulares, y, sobre todo, mostrar la racionalidad
de un sistema que permitió que se alcanzara a finales de la Edad Media un
equilibrio original entre los cultivos y las dos formas de ganadería.