Foto. Urueña (Valladolid) (Santiago Bayon Vera)
Las funciones de conservación de las vías pecuarias han sido documentadas en trabajos previos y debatidas en el grupo de trabajo. Tanto sus efectos de conservación a escalas locales (ecotonos, suelos, etc.), como los derivados de su implicación con otras redes de ecosistemas que aportan tramas de madurez en el paisaje (riberas, manchas forestales, etc.) pueden ser reforzados manteniendo una cierta cobertura con vegetación natural leñosa, conservando no obstante su función primordial de pacedero con predominio de cobertura herbácea. El resultado serían céspedes productivos de composición variada, con una base de especies perennes adaptadas al pastoreo ,hemicriptófitos, rosetas, geófitos, pequeñas matas, numerosas especies anuales, y ello acompañado por matorral o arbolado disperso ,en forma de parque o en “manchas” o bosquetes,.
De
lo expuesto hasta ahora se deduce que la red de vías pecuarias es en mayor medida
un instrumento de conservación horizontal, vinculada a formas tradicionales de
uso de la tierra y sólo efectiva cuando éstas se mantienen adecuadamente, que “vertical”, basa da declaraciones más o menos estrictas
de protección. Son estructuras seminaturales que requieren un aprovechamiento
eficaz y adaptado. Aunque sin olvidar la imprescindible tarea de recuperar un
patrimonio público poco
documentado, deslindado y señalizado,
podríamos decir que desde el punto de vista del papel conservacionista de las
cañadas importa más el tipo uso que la delimitación.